Sólo 3 de cada 10 capitalinos aprueba el servicio que brindan los taxis convencionales, mientras que un 50 por ciento de los encuestados lo califica como regular y un 10 por ciento como malo.
Hace varias semanas, y particularmente en los últimos días, hemos escuchado en los distintos medios de comunicación sobre la polémica que se ha desatado entre prestadores del servicio de taxi concesionado y empresas privadas que brindan servicio de transporte a través de aplicaciones conectadas a internet, particularmente la firma Uber y Cabify. Los argumentos son varios, entre ellos competencia desleal e ilegalidad, sin embargo, lo que los usuarios hoy piden es que más allá de dicha polémica entre prestadores de servicio, la calidad del mismo mejore en la Ciudad con más opciones para todos. Hoy éste debe ser el centro del debate.
¿Cuál es el reclamo? Los taxistas concesionados argumentan que Uber y Cabify operan fuera de la legalidad, aseguran que hay una competencia desleal y que desde su aparición sus ganancias se han visto mermadas. Cada uno de ellos paga alrededor de 13 mil pesos al año en permisos, revisiones y trámites, cerca del 30% en coyotajes y corrupción en los procesos administrativos con el gobierno, mismos que su “competencia” no; y éste esquema no sólo les merma ganancias sino también les impide invertir en la mejora de sus vehículos. Los defensores del servicio de transporte como Uber y Cabify argumentan por su parte que no prestan un servicio de transporte público, sino que operan un esquema entre particulares y que por lo tanto no son competencia.
Ambos han dado sus posturas y como legisladora no puedo estar en otro lado más que en el de la legalidad, sin embargo a pesar de que los reclamos de los taxistas concesionados en gran parte tienen razón, el crecimiento que han tenido estos servicios en la Ciudad de México se debe a la demanda de un sector de los capitalinos, los cuales han respondido ante la mejora del servicio, eficiencia de los tiempos y seguridad. Hoy ésta situación demanda la actuación del Gobierno a través de la Secretaría de Movilidad y el INVEA, el primero para que analice y proponga un esquema de regulación para los nuevos servicios, parte del debate debe ser si deben ser considerados como transporte público o no y si deben ser regulados con un esquema distinto o no, es necesario generar un piso parejo que no sacrifique la mejora del servicio para los usuarios. Y el INVEA por su parte, debe intervenir para sancionar a quienes hoy no cumplan con la Ley y las regulaciones, es lo justo.
¿Qué está pasando con el servicio de taxi en la Ciudad? Un estudio del Centro para el Fomento de la Educación y la Salud de los Operarios del Transporte Público de la Ciudad de México (Cenfes, Ac), reveló que sólo tres de cada 10 capitalinos aprueba el servicio que brindan los taxis convencionales, mientras que un 50 por ciento de los encuestados lo califica como regular y un 10 por ciento como malo.
Los datos del Cenfes ponen al descubierto que el 37 por ciento de los usuarios del taxi convencional consideran que los automóviles están sucios, y apenas uno de cada 10 encuestados opina que el servicio es seguro. De ahí se desprende que 3 por ciento denunció acoso sexual por operadores, un 1 por ciento de usuarios denunciaron abuso sexual y el 15 por ciento de los encuestados aseguró haber sido asaltado en un taxi.
Las cifras son contundentes: el servicio concesionado de taxis en la Ciudad de México debe mejorar, el problema no son los nuevos actores como Uber o Cabify, algo está pasando en los esquemas concesionados del gobierno capitalino que ha ido en detrimento del servicio que merecemos, y no podemos esperar más para solucionarlo. Desaparecer las nuevas opciones no le solucionará el problema al usuario.
¿Qué sigue? Darles soluciones concretas a las personas que hoy demandan mejor servicio y opciones seguras y poner piso parejo con reglas claras. Con las cartas sobre la mesa es importante puntualizar que este conflicto y su futura solución es responsabilidad de la Secretaría de Movilidad (Semovi). La Semovi debe actuar de inmediato y crear una comisión de trabajo para mejorar el servicio del taxi en la Ciudad, conformada por funcionarios de la dependencia y por el Instituto de Verificación Administrativa y Legisladores de la ALDF. Esta mesa de trabajo debe partir, más allá del conflicto entre prestadores del servicio, en la calidad del servicio de taxi en la Ciudad de México y la necesidad de mejorarlo para el bien de los usuarios y de los concesionarios.
Propongo como directriz cinco ejes principales: 1) Mejoramiento del servicio de taxi, 2) Canalizar recursos para renovar unidades del parque vehicular, 3) Apoyar con talleres y capacitación a los taxistas para el aprovechamiento de nuevas tecnologías, 4) Construir un proyecto para mejorar la seguridad del operador y el usuario y 5) Analizar y proponer una regulación para los nuevos servicios, con el fin de fomentar piso parejo y las reglas claras.
Replanteemos la discusión y busquemos la manera en la que a través del nuevo reglamento de movilidad, estas aplicaciones que ofrecen servicios de transporte comiencen a entrar al nicho de transporte individual con reglas por cumplir, sin dejar de lado la urgente necesidad de subir al mismo nivel a los concesionarios que hoy ven amenazados sus ingresos. El sol no puede taparse con un dedo, ésta no es una historia de villanos y de héroes, como autoridades debemos mejorar los esquemas que permitan elevar la calidad de transporte en taxi de la Ciudad, los concesionarios también quieren mejorar. Mi trabajo como legisladora no está con uno o con otro sistema de transporte, éste estará siempre del lado de los usuarios y los capitalinos que hoy exigen mejor calidad, es su derecho.
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