El poder de las mexicanas en Estados Unidos

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Para Rosario Marín, por su grandeza.

Este 8 de marzo debemos reconocer el esfuerzo de todas aquellas mujeres que desde cualquier trinchera y territorio han superado innumerables barreras y que por medio del trabajo diario y constante han salido adelante por el bien de sus familias. En este espacio quiero destacar a las mujeres mexicanas que habitan en Estados Unidos. Muchas de ellas ya nacieron en el país vecino, pero son descendientes de hombres y mujeres mexicanas que, buscando un mejor futuro, llegaron a este país.

Actualmente habitan en Estados Unidos 16.9 millones de mujeres de origen mexicano, de las cuales 68 por ciento nacieron en aquel país y 32 por ciento en México. En términos generales, a partir del año 2000 el número tanto de hombres como mujeres mexicanas que han entrado a Estados Unidos ha ido a la baja. Las razones que explican esta disminución son variadas, pero resaltan las cuestiones demográficas, según las cuales el grupo de edad que se asocia a la salida del país para buscar oportunidades que aquí no se encuentran–antes de los 20 años– es cada vez menor. Así, la proporción de mujeres, dentro del total de población mexicana que llegó a Estados Unidos, se incrementó entre los años 2008 y hasta 2011, pero a partir de 2012 la proporción disminuyó.

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En los últimos 15 años se ha observado que es cada vez menor el porcentaje de mujeres mexicanas casadas en Estados Unidos y, sin embargo, ha aumentado la proporción de mujeres que son jefas de familia. A través de la migración la mujer ha encontrado no solamente una mejoría en sus condiciones económicas sino una especie de ‘liberación’ que las lleva a conducir, en mayor medida que en México, sus hogares. La población de mujeres de origen mexicano en Estados Unidos es importante, pues 9.95 millones se encuentra en edad de trabajar. De esta población, cuatro de cada diez es jefa de hogar. En términos laborales, 56 por ciento de estas mujeres se encuentran empleadas, 38.9 por ciento no se encuentra fuera de la fuerza laboral (es decir se dedican a otras actividades y no están en busca de trabajo) y sólo 5.0 por ciento se encuentra desempleada.

Otro dato relevante para las mujeres de origen mexicano en Estados Unidos es que 50 por ciento de ellas ha adquirido una vivienda propia o se encuentra en el proceso de adquirirla. De las mujeres entre 18 y 64 años, en términos del ingreso anual por hogar, sólo 11 por ciento habita en un hogar con ingresos menores a 15 mil dólares anuales, 18 por ciento lo hace en un hogar entre 15 y 30 mil dólares, mientras que el 71 por ciento restante habita en un hogar que obtiene ingresos al año mayores a 30 mil dólares.

Para terminar con el perfil sociodemográfico de las mujeres en Estados Unidos debemos hablar de los estudios y las ocupaciones laborales en las que se desempeñan. Aquí los contrastes entre las mexicanas de segunda o tercera generación y las que nacieron en México son reveladores. De aquellas que tienen entre 18 y 64 años, que nacieron en México, 30 por ciento estudió hasta noveno grado. En cambio, en las mexicanas de segunda o tercera generación 97 por ciento terminó el noveno grado y se graduó de high school. De esta forma se puede observar que las nuevas generaciones de mexicanas obtienen una mejor educación. Pero no olvidemos que esto sucede porque tuvieron madres y padres que los apoyaron para salir adelante, y un sistema educativo y social que ha incentivado su avance.

En términos de las ocupaciones laborales de aquellas que se encuentran trabajando, 63 por ciento trabaja en el área de servicios, ventas y/o oficinas administrativas, 15 por ciento se encuentra como profesionista y ocupaciones relacionadas y 8.0 por ciento está en áreas de administración, gerencia, negocios y ocupaciones financieras.

Los datos anteriores nos ayudan a decir que las mujeres de origen mexicano son cada vez más independientes, estudian más y se integran de manera oportuna al mercado laboral. Apenas ayer el Senado mexicano reconoció de manera solemne y más que merecida a una de ellas, a Rosario Marín, primera tesorera de origen latino en el gobierno de Estados Unidos. Cierto, aún hay muchos problemas. Todavía muchas de ellas son víctimas de abusos en sus hogares, de trata por su carácter de indocumentadas. Todavía por cada dólar que obtiene un hombre, en el mismo trabajo, una mujer ganó .21 centavos menos; esta brecha es inaceptable y debemos seguir luchando para que esto no ocurra. En las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos habrá 13.9 millones de mujeres de origen mexicano elegibles para votar. En unas elecciones tan competidas como las que se avecinan su voto podrá ser el fiel de la balanza. ¡No podemos dejar pasar esta oportunidad!


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