La velocidad promedio ha disminuido de 38.5 km/hr en 1990 a 12 km/hr en 2010; de seguir esta tendencia en picada, los traslados serán cada día más complicados
La movilidad en la Ciudad de México está colapsada la mayor parte del día debido a una pésima planeación en el transporte. Aunque se haya aprobado en la Asamblea Legislativa una nueva Ley de Movilidad, generando una gran expectativa en cuanto a la mejora de las condiciones de transporte y vialidad en la ciudad, la realidad es muy distinta. La velocidad promedio en el día tiende a cero y no parece que esto preocupe mucho a las autoridades.
Según estudios de movilidad en la ciudad, realizados por expertos en transporte urbano, demuestran que la velocidad promedio ha disminuido de 38.5 km/hr en 1990 a 12 km/hr en 2010; de seguir esta tendencia en picada, los traslados serán cada día más complicados, con todas las implicaciones que representa en lo social y en lo económico.
Son varias las causas del colapso de la movilidad, pero fundamentalmente se debe a la falta de planeación: entre 1996 y 1997, la Secretaría de Transporte y Vialidad del DF (Setravi), la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) y autoridades del Estado de México aprobaron el “Plan Integral Metropolitano de Transporte y Vialidad” (PITM). Con el cambio de gobierno en 1997, este estudio se olvidó muy pronto; la falta de visión metropolitana y de largo plazo en la planeación de los servicios de esta gran ciudad son la causa de que la situación siga empeorando.
En Ciudad Posible AC venimos insistiendo desde hace tiempo sobre la necesidad de organismos metropolitanos para los principales servicios de la ciudad; el primero, de transporte y vialidad, pero en todas las discusiones sobre reforma política del DF los responsables le dan la vuelta. A mediados de los ochenta se instalaron varias coordinaciones metropolitanas entre el Estado de México y el DF, una de ellas fue la Comisión Metropolitana de Transporte y Vialidad (Cometravi), que en un principio tuvo un plan de trabajo eficaz. Lamentablemente, en poco tiempo se fue perdiendo el interés de los gobiernos de ambas entidades y se dejó de apoyar estas iniciativas hasta perderse por completo.
La falta de visión metropolitana y de una planeación moderna han conducido a las autoridades a cometer errores gravísimos, que fatalmente nos han llevado a la situación de inmovilidad que tenemos hoy en día: 1) el mejor ejemplo es el Metro, el cual tenía un Plan Integral actualizado en 1997 y que contemplaba 21 líneas para 2012, objetivos de los que nadie se acuerda. Muy pocos saben, por ejemplo, que a lo largo de Insurgentes debería correr la Línea 10 del Metro; el Metrobús no corresponde a la capacidad que se tenía planeada en esa ruta; tampoco se dice que la construcción anunciada del paso deprimido de Mixcoac contraviene ese plan original. 2) Gobiernos que se dicen de izquierda se han dedicado a negociar con grandes consorcios la construcción de los segundos pisos de cuota sin planeación ni visión, en lugar de invertir en transporte público eficiente y de gran capacidad. Como advertimos en su momento, estos segundos pisos sólo han resultado en grandes negocios y en un incremento exponencial de autos particulares en circulación y sus consecuentes embotellamientos a todas horas como efecto del “tránsito inducido”. 3) El abandono en el mantenimiento, financiamiento y planeación de crecimiento del Metro, RTP, Metrobús y Transportes Eléctricos tienen a los principales medios de transporte público en condición crítica con muchos equipos fuera de circulación. 4) El pésimo sistema de transporte concesionado, que mantiene los privilegios y la corrupción entre los permisionarios y las autoridades, ofreciendo en general un servicio inseguro y de mala calidad. 5) El pésimo diseño de las estaciones de Metrobús, las cuales invaden por el centro avenidas muy importantes como Insurgentes, Eje 4 (Xola), Cuauhtémoc o Parque Lira, afectando estas importantes vialidades. 6) El haber permitido todas las rampas de acceso y descenso a los segundos pisos desde los carriles inferiores, sin obligar a los concesionarios a adquirir terrenos con objeto de facilitar estos accesos, han perjudicado a las vialidades más importantes como el Periférico por efectos embotelladores.
Todos estos graves problemas tienen solución, pero lo primero que se requiere es retomar, actualizar y aprobar un nuevo PITM. Un servicio de calidad para 22 millones de viajes que se realizan en la metrópoli sólo se garantiza con una oferta suficiente de transportes de alta capacidad como el Metro, Trenes Ligeros y Suburbanos, coordinados con sistemas de transporte alimentadores concesionados, de buena calidad y en buen estado.
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