Norma 167: otro fracaso

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A partir del 1 de julio, todos los vehículos que circulan en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM), deberán realizar la verificación de sus emisiones de acuerdo a la nueva norma “NOM EM 167 SEMARNAT 2016” (NOM167). Esta norma es temporal, tiene una vigencia sólo de 6 meses y podrá refrendarse por otros 6 meses.

La nueva norma es mucho más estricta que la anterior, ya que para obtener la calcomanía 0, obliga a reducir hasta en 86% las emisiones de autos de modelo reciente y para la calcomanía 1, se establecen reducciones hasta de 53%.

La NOM167 ordena para vehículos de modelo 2006 y posteriores, que cuenten con “computadora de diagnóstico a bordo” (OBD, por sus siglas en inglés), que la verificación se realice mediante un escaneo de cinco sistemas en el OBD: fallo en combustión, de combustible, de componentes integrales, de sensores de oxígeno y de convertidor catalítico. Si uno de los cinco falla, será rechazado el vehículo y el propietario tendrá que llevarlo a un taller mecánico antes de volver al verificentro.

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Los vehículos modelo 1994 a 2005 que no cuentan con el OBD, serán verificados mediante el proceso tradicional del dinamómetro, pero para lograr la reducción de emisiones que establece la nueva norma —de acuerdo a consultas hechas con expertos—, la mayoría de los autos de estos modelos deberán sustituir sus convertidores catalíticos.

En la presentación de la NOM167, los funcionarios de la Semarnat afirmaron que la verificación estará conectada en línea con una computadora central que será la que finalmente otorgue la autorización para el engomado respectivo y que de esta forma se evitarán actos de corrupción.

La NOM167 obliga también a verificar a todo el transporte de carga, pasajeros, turismo, de personal y escolar que circulan con placas federales; la SCT determinará en qué establecimientos podrá llevarse a cabo la verificación y no se podrá circular sin el holograma correspondiente. Adicionalmente, ordena a las autoridades competentes a sacar de circulación los vehículos “ostensiblemente” contaminantes, que serán detectados mediante sensores remotos móviles colocados en las calles.

Como puede apreciarse, esta norma es un conjunto de buenos deseos, pero de muy difícil aplicación. Dada la situación, lo más probable es que fracase su aplicación y que además contribuya a incrementar la terrible corrupción que impera en todo el sistema de verificentros y de las policías encargadas de tránsito.

Además, no resolverá el grave problema de contaminación porque, ante la complejidad de la nueva norma y lo estricto de los límites establecidos, el nivel de rechazo vehicular será muy alto y se convertirá en un calvario para los automovilistas, con filas interminables en los verificentros, pérdidas millonarias de tiempo y un alto costo de verificación para los usuarios.

Todos estamos conscientes del grave problema de contaminación y me parece que la mayoría queremos contribuir para resolverlo. En lo personal reitero la propuesta hecha en este mismo espacio hace algunas semanas:

1) Realizar la verificación sólo una vez al año, como sucede en varias ciudades capitales en el mundo.

2) Promover y certificar a las agencias de autos y talleres especializados para que puedan realizar la verificación, además de los centros autorizados. Si como lo establece la norma, se tendrá una supervisión en línea de una computadora central por parte de la Semarnat, entonces pueden autorizarse muchos más talleres que realicen la verificación y de esta forma no afectar tanto a los usuarios.

3) Los vehículos ostensiblemente contaminantes que están afectando más gravemente a la contaminación, son principalmente camiones equipados con motores diésel en muy mal estado, de carga, materialistas o de transporte público de pasajeros. Proponemos que sea este sector del transporte el que sea vigilado y retirado de la circulación; resultaría ridículo que la policía detenga a un automóvil mediante aparatos sofisticados de detección de emisiones, cuando lo más probable es que junto a ese auto circulen camiones que parecen verdaderos “chacuacos”.

Hemos insistido en este espacio que no se puede desincentivar el uso del auto particular sin una oferta suficiente de transporte público eficaz, limpio y de alta capacidad; por lo tanto, lo más importante en el combate a la contaminación es un cambio radical en la política de movilidad, con visión metropolitana y de largo alcance mediante un transporte público de calidad. Esta, que debiera ser la estrategia fundamental de un plan de acción eficaz contra la contaminación, sigue sin atenderse y ni siquiera fue mencionada por las autoridades en la presentación de la NOM167.


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