Ecocidio en el Lago Nabor Carrillo

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Lo más grave es que se vuelve a mentir a la sociedad sobre los planes y proyectos ocultos en torno al NAICM

Consultando la semana pasada algunos datos e informaciones sobre la supuesta “donación” ilegal de 200 hectáreas (ha.) del área de los Tlateles, dentro de la Zona Federal del Lago de Texcoco (ZFLT), descubrimos otras acciones negativas de muy alto impacto ambiental promovidas por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM).

Se confirma que el plan de regulación hidráulica que se dio a conocer en 2014 durante el acto de presentación del proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) y que encabezó el presidente Enrique Peña Nieto, nunca se elaboró. Ahora, sin ninguna información ni estudios de impacto ambiental, se pretende cambiar a otro proyecto completamente distinto.

El plan original consistía en la construcción de cuatro lagunas de regulación interconectadas por sistemas de conducción y bombeo que se localizarían al sur del NAICM, en torno al actual Lago Nabor Carrillo; dos de ellas estarían precisamente en la zona de los Tlateles, por lo que resulta ilógico que la propia autoridad federal pretenda “donar” ese espacio.

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La capacidad calculada de este sistema regulador es de 40 millones de metros cúbicos (m3) para mitigar el riesgo de inundaciones en los municipios de Netzahualcóyotl, Ecatepec y Chimalhuacán. Estas lagunas compensarían la capacidad de regulación equivalente a las áreas de la ZFLT que van a ser ocupadas por el NAICM.

El GACM ha tomado la decisión de no construir las lagunas y en lugar de ello, convertir al Lago Nabor Carrillo en una gran laguna de regulación, violando la normatividad ambiental y de protección de áreas naturales. Lo más grave es que se vuelve a mentir a la sociedad sobre los planes y proyectos ocultos en torno al NAICM.

El Lago Nabor Carrillo es una gran obra hidráulica dentro de muchas acciones contempladas en el Plan Lago de Texcoco, que arrancó desde 1971 mediante decreto presidencial y que actualmente sigue vigente. Se contemplaba el rescate ambiental de la zona del vaso de Texcoco, que como consecuencia de la desecación, originaba graves problemas ambientales y de salud pública.

Se plantaron millones de árboles y se cubrió de pasto una amplia extensión de terreno; se hicieron grandes canales para conducir las aguas negras, lagunas de regulación y plantas de tratamiento de aguas residuales. Como parte central y emblemática del Plan, se construyó un lago artificial en una superficie de 1,000 ha., con una capacidad de 30 millones de m3 permanentemente.

El Lago Nabor Carrillo, ha replicado, en parte, las condiciones ancestrales del gran Lago de Texcoco, permitiendo albergar a miles de aves migratorias que llegan año con año. De hecho, la Semarnat ha firmado convenios con asociaciones como la Ducks Unlimited de México, A.C. (DUMAC) para garantizar la sobrevivencia de muchas especies que provienen de Canadá. Además, este lago ha generado un microclima favorable a toda la zona del oriente de la Ciudad, que si desapareciera, sobrevendrían temperaturas más altas.

Nabor Carrillo Flores fue un mexicano ejemplar. Ingeniero civil por la UNAM, doctorado en Harvard, con reconocimientos en todo el mundo; rector de la UNAM de 1953 a 1961 y en la etapa final de su carrera fue vocal del Proyecto Texcoco. Su sueño siempre fue el rescate ambiental del vaso del Lago de Texcoco. Demostró científicamente que los graves hundimientos que sufre la Ciudad se deben a la extracción excesiva de agua; que hay que reducir la sobreexplotación del acuífero y recuperar áreas de captación de lluvia en lagunas artificiales en la ZFLT.

El Lago Nabor Carrillo se construyó entre 1982 y 1985 siguiendo su proyecto original. El ingeniero Nabor Carrillo murió en 1967, pero el lago que lleva su nombre debe permanecer. Se debe impedir que intereses contrarios al beneficio ambiental y al bienestar de la gente lo destruyan.

La SCT, la Semarnat y el GACM se proponen acabar con el Plan Lago de Texcoco teniendo pleno conocimiento de las graves consecuencias que esto traerá para la Ciudad de México. Tienen el cinismo de “donar” los Tlateles a sus socios y cómplices en un acto evidente de corrupción y ahora pretenden destruir el Lago Nabor Carrillo.

¡Este ecocidio debe detenerse!


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