Lo más caro del sexenio

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La vida cotidiana en México se ha vuelto una constante lucha para hacer que el dinero alcance, el gasto familiar alcance, el chivo dure, la quincena aguante. Las últimas décadas del siglo XX fueron distinguidas por constantes alzas de precios, por la inflación y las devaluaciones que derrotaron múltiples veces y le quitaron su valor a nuestra moneda nacional, el peso. La carestía de los productos fue modificando la dieta de los mexicanos y sus hábitos de consumo. El discurso gubernamental repetía periódicamente que había que apretarse el cinturón. El siglo XXI arrancó diferente. Se controló mejor a la inflación, el poder adquisitivo perdió menos valor, se tomaron medidas macroeconómicas que empezaron a dar frutos y a beneficiar al consumo, protección de precios. Sin embargo, los gasolinazos incluso fueron la causa de que el presidente anterior, Peña Nieto, perdiera su popularidad hasta niveles críticos.

La verdad es que vivimos en un país donde la economía popular ha y sigue siendo afectada. Las decisiones políticas impactan sobre el bolsillo de la gente, en forma más severa, en los niveles socioeconómicos más bajos. Este sexenio se caracteriza por regalar dinero disfrazado de apoyos sociales para intentar comprar voluntades. Se aprovecha de la ignorancia de los más desprotegidos e intenta mantener la calma social aportando pequeñas porciones a millones de mexicanos dirigidos por la necesidad, para lograr tener un colchón de aprobación y una franja de votantes para conservar su poder electoral.

Es fácil comprender como durante los últimos 5 años, el precio de productos básicos subió alarmantemente. En 2018, el huevo costaba 24 pesos, el aceite 32, arroz 22, azúcar 14, frijol 21, carne entre 90 y 120 y tortilla, 12 pesos por kilo. En 2022, huevo, 54 pesos, aceite, 65, arroz, 45, azúcar, 28, frijol, 38, carne entre 160 y 220 y tortilla, 24 pesos por kilo. Solo es una muestra del encarecimiento de productos básicos en la alimentación del mexicano, que exhiben porque no alcanza el dinero, ni aumentando el salario mínimo, ni regalando apoyos gubernamentales insuficientes.

Pero, aunque todo lo anterior es mucho más caro, no es lo peor en el sexenio. Lo verdaderamente más caro que estamos pagando los mexicanos, es el engaño vil, perverso, malicioso y electorero que el actual gobierno federal realiza día con día. Atentar contra la inteligencia, negar la realidad mintiendo, distrayendo, ocultando. El uso anti ético de propaganda de estado, pagada con dinero público, que promueve la popularidad presidencial, que construye realidades alternas y cimenta la falsa aprobación del presidente. La verdad saldrá a flote, la comparación fría de estadísticas, cifras, datos, balances, será cada vez más la causa de que el clima de fiesta de algunos populistas se disuelva y el falso castillo de popotitos de la 4T, caiga a la vista de todos.

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Caro, muy caro, y aumentando, el engaño a los pobres, la inseguridad, la salud, la educación y la impunidad, que estando mal al inicio del sexenio, hoy están mucho peor que antes. Caro será reparar al país de las mentiras y de la corrupción de este sexenio. Eso es caro y es un lujo que no debemos sostener.


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