Observaciones sobre el inicio del proceso revocatorio

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Por: Juan Antonio García Villa

Cuando estas líneas se publiquen, habrán transcurrido 5 de los 45 días de que disponen los 22,419 ciudadanos y asociaciones civiles que dentro del término previsto, concluido el pasado 31 de octubre, manifestaron al INE su intención de llevar a cabo la recolección de firmas, de cuando menos de 2′758,227 ciudadanos, 3 por ciento del padrón, en un mínimo de diecisiete entidades federativas del país, para solicitar al propio INE convoque a una consulta ciudadana para determinar si se revoca el mandato del presidente López Obrador “a partir de la pérdida de la confianza”, según reza el texto de la Constitución.

Ese ejercicio, llamado “revocación de mandato”, es de los conocidos como de democracia directa y se incorporó a la Constitución apenas el 20 de diciembre de 2019. De cumplirse los requisitos para llevarse a cabo el proceso, conducido por el INE, será la primera vez que se realice en México. Se trata por tanto de algo novedoso, con el que no está familiarizado la población.

Por tratarse de un proceso, es decir, de una sucesión de actos sujetos a determinados tiempos, bien vale la pena hacer un recuento de éstos. Antes de hacerlo procede decir que la reforma constitucional que instauró dicha figura de “revocación de mandato”, estableció para esta primera vez plazos o términos diferentes a los que posteriormente se habrán de seguir.

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Están previstos, para esta primera ocasión, en el artículo tercero transitorio de la reforma constitucional de diciembre de 2019. Dice este precepto que en “En el caso de solicitarse el proceso de revocación de mandato del Presidente de la República electo para el periodo constitucional 2018-2024, la solicitud de firmas comenzará durante el mes de noviembre y hasta el 15 de diciembre del año 2021″.

Lo cual significa que la recolección de firmas, cuando menos en el número arriba mencionado (casi 2.8 millones) inició el pasado día primero y durará 45 días.

Varias cosas sorprenden de esta, digamos, etapa inicial. Por la importancia en sí del asunto y el interés que en el mismo han dejado ver los personeros del gobierno y su partido, no deja de resultar extraño algo en apariencia contradictorio. Por un lado, el interés oficial mostrado y el alto impacto que previsiblemente este asunto puede llegar a escalar, no corresponde al ambiente que lo rodea. Como que está pasmado, no avanza, no resulta atractivo, realmente poco se habla de él. Y a pesar de ello ¡oh sorpresa! más de 22 mil entes, entre personas físicas y asociaciones cívicas formalmente han comunicado al INE su interés en recabar firmas.

Resulta difícil suponer que esas más de 22 mil personas, así nada más, de manera espontánea, por puro interés cívico, sin el apoyo de una amplia estructura atrás, sin un enorme aparato de respaldo, se echen a cuestas una tarea en apariencia titánica: convencer en escasos 45 días nada menos que a casi tres millones de ciudadanos a dar su firma para la realización de un hasta ahora desconocido proceso de revocación de mandato del Presidente por haber “perdido la confianza” ciudadana.

Y aquí viene el otro punto, que da mayor vuelo a las suspicacias, o por mejor decir, que las confirma. Los personajes ligados al oficialismo, cuando se refieren a este asunto lo hacen en términos de confirmar o ratificar el mandato del Presidente, no de revocarlo, que es como lo llama y así lo explica el texto constitucional. Hasta dice la causa: “a partir de la pérdida de la confianza”.

Mal inicio es desvirtuar una figura constitucional al aplicarla en sentido contrario a su esencia. No es lo correcto, no es lo apropiado. Se trata de un engaño. Si con medios tortuosos así proceden en esta primera etapa, ya nos podemos imaginar de lo que serán capaces (en cuanto a acarreos y demás) para lograr que el día de la votación, que se ha fijado (indebidamente) para el 27 de marzo, concurran a las urnas casi 38 millones de electores, es decir, al menos el 40 por ciento del padrón, pues de no ser así el proceso carecerá de validez. De nada habrá servido. Lo cual mucho les molestará. Y reaccionarán, reaccionarán. Ya veremos.


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