¿Cómo llega México a la COP26?

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Ayer (N.E. 31 de octubre, 2021) inició en Glasgow la 26 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), que tiene como objetivo redoblar los esfuerzos de los países para cumplir con la meta de limitar el aumento de la temperatura global en 1.5 grados Celsius con respecto a los niveles preindustriales, en un contexto que, a consecuencia de la pandemia por covid-19, se ha complejizado y, ante las predicciones científicas de que lejos de estar en el camino de frenar el incremento de la temperatura del planeta, estamos en el de elevarla hasta en 2.7 grados Celsius en los próximos años. Se dice una y otra vez: estamos ante la mayor crisis que esta generación y las que vienen enfrentaremos, sin que haga suficiente mella.

Vale recordar que el nada fácil proceso de liderar los esfuerzos de las Naciones Unidas de facilitación de los acuerdos entre los gobiernos de los Estados partes de la Convención están a cargo de una mexicana, la excanciller y diplomática de carrera Patricia Espinosa, quien en la ceremonia de apertura ha dicho: “La devastadora pérdida de vidas y medios de subsistencia este año debido a los fenómenos meteorológicos extremos pone de manifiesto la importancia de convocar la COP26, a pesar de que los impactos de la pandemia aún se dejan sentir. Vamos camino de un aumento de la temperatura global de 2.7 ºC, mientras que deberíamos dirigirnos al objetivo de 1.5 ºC. Está claro que nos encontramos en una emergencia climática. Está claro que tenemos que hacer algo frente a ella. Está claro que tenemos que ayudar a los más vulnerables a hacer frente a la situación. Para hacerlo con éxito, es fundamental una mayor ambición”.

Los grandes temas de la agenda climática en los que se requiere incrementar los esfuerzos son: la reducción de emisiones, el traslado de la adaptación al centro de la agenda, el tratamiento de las pérdidas y los daños causados por los fenómenos climáticos extremos y el aumento de la prestación de apoyo a los países en desarrollo. El avance en los objetivos no sólo depende de los gobiernos, sino, de manera destacada, de la decidida participación del sector privado y de la sociedad en su conjunto, cambiar nuestros hábitos de consumo privilegiando el reciclaje es un ejemplo de lo que todos podemos hacer.

Sin embargo, la reducción de emisiones de CO2, las principales causantes del cambio climático es en lo que más empeño hay que poner. En este sentido, 130 países más un buen número de empresas se han comprometido a reducir sus emisiones netas a cero para mediados de siglo. Hasta la fecha, de las 191 Partes del Acuerdo de París, más de 80 países han presentado un nuevo plan de acción nacional o han actualizado el actual, en lo que se conoce como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC). Sin embargo, la reducción de las emisiones totales prevista para 2030 es todavía muy inferior al nivel de ambición que se necesita para lograr el objetivo de los 1.5 °C.

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A pesar de que México es uno de los países que se ha comprometido a reducir sus emisiones netas cero, y de haber sido uno de los países líderes en la agenda, la llegada de la autollamada 4T al gobierno federal ha significado ir en sentido contrario a lo que la emergencia climática demanda. En 2020, publicó sus NDC en los que no sólo se comprometió a las mismas metas que en 2015, sin incremento alguno, sino que ajustó un poco al alza la línea de base de emisiones, y en 2021 México llega a Glasgow con la carta de presentación de la propuesta de reforma al sector eléctrico recientemente enviada por el Presidente de la República al Congreso que, de aprobarse, cerraría la puerta a la competencia en el sector dando prioridad —en los hechos— a la generación de electricidad mediante el uso de combustibles fósiles e incrementando las emisiones contaminantes. Mal por México, mal por el mundo.


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