¿Otra mayoría artificial?

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Sobre la conformación de la siguiente Legislatura en la Cámara de Diputados, mucho se ha resaltado que el bloque Morena-PT-PVEM no contará con mayoría calificada. Es decir, no contará con las dos terceras partes de los 500 diputados que son necesarias para reformar la Constitución, lo cual obligará al diálogo y a la búsqueda de construcción de acuerdos por parte del gobierno federal y del grupo mayoritario, si es que realmente quieren modificar la Carta Magna.

El regreso de la pluralidad en el ámbito parlamentario sin duda es una buena noticia para la democracia en general, pero esta conformación también determina el gobierno interior de la Cámara: el número de comisiones que preside cada grupo parlamentario, el número de integrantes en comisiones, comités, grupos de trabajo y delegaciones internacionales. Igualmente define quién y por cuánto tiempo preside los órganos de gobierno: la Junta de Coordinación Política y la Mesa Directiva, así como la ponderación de voto de los representantes de los grupos parlamentarios en dichos órganos. Todo esto es fundamental para hacer avanzar o detener la aprobación de dictámenes y asuntos tanto en comisiones como en el pleno.

Cuando en 1997 por primera vez el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, la oposición impulsó una reforma para democratizar los órganos de gobierno y garantizar así que todos los grupos parlamentarios pudieran participar en la medida de su representación en el pleno, en las decisiones administrativas y de agenda legislativa y política. La razón es simple: todos los grupos parlamentarios están respaldados por ciudadanos que votaron por sus partidos y esos ciudadanos merecen tener espacios de representación.

En la próxima legislatura, Morena tendrá un número de diputados muy similar al que obtuvo en la elección de 2018, según las proyecciones pasará de 191 (38.20%) a 198 (39.60%). Ni antes ni ahora los ciudadanos les dieron la mayoría absoluta (más del 50% para reformar leyes y aprobar el presupuesto). Sin embargo, hace tres años los grupos parlamentarios del PT, PES y PVEM pidieron a 62 de sus diputados integrarse al grupo parlamentario de Morena a fin de que éste completara 252 y, así, tener derecho a presidir la Junta de Coordinación Política durante los tres años de la Legislatura, poder definir por sí solo votaciones en comisiones, en la Junta de Coordinación Política y en la Mesa Directiva, y como en los viejos tiempos, poder controlar prácticamente todo en la Cámara de Diputados.

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No dudaría que Morena nuevamente intente crear una mayoría artificial y contraria a la voluntad ciudadana, la pregunta es si el PT, que iniciará la legislatura con sólo 40 diputados cuando hace tres años lo hizo con 61, y el PVEM, que pasará de 16 a 44 diputados, estarán dispuestos a perder presidencias de comisiones, presupuesto y peso en todas las votaciones a cambio de ayudar al hermano mayor de su alianza. El PES, que en la actual Legislatura inició con 56 diputados, cedió a Morena más de la mitad de su bancada, pero esta vez no podrá hacerlo porque no tendrá un solo diputado y perderá el registro como partido político nacional.

La otra pregunta es si además de intentar dicha mayoría artificial, y en caso de conseguirlo, el bloque afín a la 4T intentará modificar la ley para que igual que la Junta de Coordinación Política, la Mesa Directiva sea también presidida por el grupo parlamentario con mayoría absoluta durante toda la Legislatura, eliminando así el sistema de rotación anual entre los tres partidos mayoritarios.

En cualquier caso, la oposición y la sociedad civil debemos estar prevenidos para evitar que estos escenarios se configuren. Los ciudadanos votaron y la expresión de esos votos en la representación parlamentaria y en el gobierno de la Cámara de Diputados debe respetarse. A cada uno lo que le corresponde, ni más ni menos.


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