En una serie de artículos titulados “Los Misiles del Bienestar”, en el portal Latinus, se hace una narración de un evento imaginario: la destrucción de un narco laboratorio en territorio nacional, mediante el uso de drones con misiles, operativo atribuido al gobierno norteamericano, llevado a cabo –según la imaginación del autor– durante la madrugada del día 21 de enero pasado, es decir, no habían transcurrido veinticuatro horas de la toma de posesión de Donald Trump y, ya estaba enviando un fuerte mensaje a Claudia Sheinbaum.
Asimismo, describe la supuesta comunicación telefónica sostenida entre ambos mandatarios horas después, dando a conocer los detalles del dialogo, los temas abordados y, sus implicaciones, cuestiones que atañen al actuar del gobierno mexicano.
En síntesis, el artículo refleja los puntos que públicamente se ha referido el Presidente Trump, consisten en el flujo migratorio; la seguridad nacional de ese país con relación a los carteles de la droga particularmente el fentanilo que se introduce desde nuestro territorio y; la competencia comercial con China, donde estima que México juega un papel importante.
Cabe recordar que López Obrador, no hace mucho tiempo sostuvo que en México no se producía fentanilo y, curiosamente ahora vemos como se anuncia desde la presidencia la destrucción y desmantelamiento de laboratorios dedicados a su fabricación con destino al país del norte.
La reacción de esta administración para combatir los carteles de las drogas es producto de las amenazas trumpistas, inclusive la declaratoria de considerar a esas organizaciones como terroristas, con las profundas implicaciones que traerá a México, es una clara señal de que no van a permitir pretextos ni excusas.
Llama poderosamente mi atención, la mención sobre la complicidad de políticos mexicanos con los carteles, manifestando que el problema no solamente está en las calles, sino también en los salones del poder. Sin dar nombres hizo mención que en el país del norte tienen informes solidos para llevarlos ante la justicia.
Finalmente, le otorgó un plazo de tres meses para tener resultados concretos, entre ellos, detenciones, extradiciones y la presentación de una estrategia para desmantelar las redes criminales, a lo que Sheinbaum no opuso objeción, por el contrario, se comprometió a que en ese lapso se tendrán frutos.
Cobra relevancia una nota periodística que afirma un proceso interno para limpiar a Morena de personas que manchan su imagen al estar vinculados con actos de corrupción, dando algunos nombres de funcionarios, especialmente exgobernadores, lo que parece indicar que está preparando el terreno para cumplir los compromisos.
Lo cierto, es que fue desde el gobierno donde se permitió todo el desorden que ahora padecemos: la corrupción, impunidad y complicidad, es producto de la complacencia de las autoridades que dejaron crecer los problemas a conveniencia, antepusieron la rapiña, el poder y el dinero sucio frente a su responsabilidad con la nación.
Ahora estamos sumidos en un verdadero lastre, además con la vergüenza de que sean los vecinos quienes nos digan que tenemos una clase política coludida con los carteles del crimen, de por sí, es una verdad que duele, causa mayor tristeza que desde el exterior obliguen a esta administración a actuar y dejar de encubrir que a nadie engaña.
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