¡Órale, carnales! Aquí en DeVotos y otros políticos Nonsanctos, donde desmenuzamos la farándula política con un toque de risa y un chorro de ironía, porque si no nos reímos de estos desmadres, nos da el patatús. Imagínense: Donald Trump, el rey del peinado naranja y las promesas locas, regresa al poder y lo primero que hace es poner a los cárteles mexicanos en la lista de «terroristas», como si fueran el ISIS con sombrero de charro. Y ahora, para rematar, se rumora que firmarán un convenio de seguridad entre México y Gringolandia, con el flamante secretario de Estado, Marco pisando suelo azteca para «cooperar». ¿Detalles? Ni madres, todo envuelto en misterio como el final de una novela. Pero por la insistencia de Trump en acabar con los pinches narcos, podemos adivinar que por ahí va la cosa: drones volando sobre Sinaloa, extradiciones exprés y quizás hasta un «golpecito» militar si Sheinbaum no aprieta el acelerador.
¡Ay, qué risa! Trump, que en enero firmó su decretazo ejecutivo designando a seis cárteles –Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Golfo, Noreste, Familia Michoacana y Cárteles Unidos– como organizaciones terroristas, ahora dice que México «está gobernado por los cárteles». ¡Puta madre, Donaldo! ¿Y nosotros qué, un país de payasos? Rubio, en su audiencia de confirmación, soltó que los narcos tienen «control operativo» en la frontera y que una intervención armada es «una opción sobre la mesa», pero prefiere «cooperar». Claro, como si no supiéramos que eso es código para «o nos das lo que queremos o te metemos aranceles del 25% y drones en tu patio». Sheinbaum, la presidenta que prometió «abrazos no balazos 2.0», ya mandó a García Harfuch a Sinaloa y decomisó un chingo de fentanilo –¡20 millones de dosis carnal!–, pero Trump no se traga el cuento y exige más: congelar cuentas, bloquear bancos y, de paso, que México demuestre que no es un narcoestado disfrazado de mañanitas.
La sátira aquí es de antología: mientras Rubio visitó México en febrero para negociar y evitar que los aranceles nos dejen en pañales, Trump tuitea (o trutha, como sea) que los cárteles son la «principal amenaza» para EE.UU. en 2025. ¿Y la migración? Ahí también meten la cuchara, porque los narcos trafican gente como si fuera tequila. México, entre la espada y la pared, entrega capos a montones –26 en agosto, nomás pa’ que vean–, pero el pinche acuerdo sigue en el limbo. ¿Será que al final firmamos, con Rubio sonriendo como tiburón y Trump gritando «Make the Border Great Again»? Ojalá no termine en invasión suave, porque ya bastante tenemos con los zetas y los menchos. En fin, devotos de la política nonsanta, esto huele a chantaje bilateral con esteroides. ¡Sigan orando, o mejor, riéndose, que de esto no sale nada bueno!
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