Órale, mi gente, agárrense porque en México tenemos un doctorado en el fino arte de echarle la culpa al prójimo. Aquí nadie la riega, nadie se equivoca, y si algo sale mal, ¡pues que le echen la culpa al pasado, a los otros partidos o, de perdida, al que estaba antes, aunque sea del mismo equipo! En esta columna, con un toque de sarcasmo y un chorro de humor, desmenuzamos cómo nuestros políticos son los campeones mundiales de los pretextos. ¡Puro cuento chino!
Si las cosas se caen a pedazos, no es porque alguien tomó una decisión de quinta o porque no tienen ni idea de cómo hacerla de tos. No, señor, la bronca siempre es “herencia maldita” de los que gobernaron antes. ¿Que la economía está en las lonas? Culpa de los neoliberales. ¿Que el Metro se descarrila? ¡Es que los de antes no le dieron mantenimiento! ¿Que no hay medicinas? Obvio, los anteriores se las robaron todas. Y si el que está en el poder es del mismo partido que el de antes, ¡pues qué más da! Siempre hay un “culpable” externo para salvar el pellejo.
En X, los usuarios ya se la saben. Un tuitazo reciente decía: “Si todo es culpa de los de antes, ¿cuándo van a empezar a gobernar los de ahora?”. ¡Zas! La neta, el pueblo no es tan pendejo como creen. Otro usuario, con más humor que paciencia, escribió: “En México no hay crisis, solo ‘herencias malditas’ y políticos con doctorado en excusas”. Y no es para menos, porque hasta en los corrillos digitales se rumora que los políticos tienen un manual secreto titulado Cómo echarle la culpa al de enfrente y salir en la foto.
Lo más gacho es cuando se culpan entre ellos, aunque sean del mismo partido. Parece telenovela: “No fui yo, fue él”, y todos se lavan las manos como Pilatos. Mientras, los problemas se apilan como basura en día de lluvia. ¿Responsabilidad? ¡Nel, eso no se lleva! Aquí el chiste es señalar al pasado, a los “fifís”, a los “conservas” o a quien se deje. Total, la memoria colectiva es corta y el show debe continuar.
Así que, mis queridos lectores, la próxima vez que escuchen a un político con su cantaleta de “fue el de antes”, ríanse un poco y acuérdense: en México, el karma de los pretextos tarde o temprano les cobra factura. ¡A ver si un día se atreven a decir “la regué” y se ponen a jalar de a de veras!
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