Inicio DeVotos ¡Los Taddei: la dinastía de la 4T!

¡Los Taddei: la dinastía de la 4T!

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¡Órale, compas, agárrense que esto está más chido que telenovela de Televisa! La familia Taddei, encabezada por Guadalupe Taddei, presidenta del INE, parece que se tomó muy en serio eso de “la familia unida jamás será vencida”. Pero, en lugar de hacer tamales en la sobremesa, esta parentela se ha repartido el pastel del poder en la Cuarta Transformación como si fuera piñata en fiesta de pueblo. ¡Y todo sin confirmación oficial, puro chisme de redes y reportes que circulan por ahí!

Vamos por partes: Guadalupe, la jefa del INE, debe tener un árbol genealógico que parece organigrama de gobierno. Su hijo, Luis Rogelio Piñeda Taddei, es el flamante secretario de la Consejería Jurídica en Sonora, nombrado por el mismísimo Alfonso Durazo. ¡Pero eso no es todo! Antes, el muchacho anduvo en la Suprema Corte con la ministra Yasmín Esquivel, aunque dicen que no cumplía ni los requisitos mínimos. ¿Coincidencia? ¡Ja! En X ya lo bautizaron como el “niño prodigio del nepotismo”.

Luego está el primo Jorge Taddei Bringas, ex superdelegado de Bienestar en Sonora, cuya prole no se queda atrás. Su hijo Pablo Daniel Taddei Arriola dirige LitioMX, ganando 161 mil varos al mes, aunque el litio sigue más perdido que el respeto en un debate político. La hija, Ivana Celeste, fue diputada local por Morena y ahora es estrella del podcast *La Moreniza* con María Luisa Alcalde. ¡Hasta parece que el apellido Taddei es un pase VIP para la nómina pública!

Y no paramos ahí: otros hijos y sobrinos de Guadalupe, como Jorge Francisco, León Fernando y Luis Alonso, han desfilado por cargos en Sonora, desde institutos de becas hasta la Conade. Según *Excélsior* y *Eme Equis*, la familia Taddei tiene más presencia en el gobierno que el logo de Morena en las playeras de campaña. En redes, el desmadre es total: “¡Si te apellidas Taddei, ya la hiciste!” o “¿Austeridad? Sí, pero pa’l pueblo, no pa’los compas”, dicen los tuiteros.

Lo más gacho es que, mientras la 4T jura que el nepotismo es cosa del pasado, los Taddei parecen gritar: “¡Sosténme el cubata, que esto es herencia familiar!”. Claro, todo esto son rumores y señalamientos; nadie ha sacado las pruebas duras, pero el olor a influyentismo está más fuerte que el de tacos de suadero en la esquina. ¿Será que la austeridad republicana solo aplica para los de a pie? Ustedes dirán, mis valedores.


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