¡Ay, nanita! En este circo político mexicano, donde el nepotismo es como el mole en la boda: todos lo quieren, pero nadie lo admite, la presidenta Claudia Sheinbaum lanza su iniciativa estelar contra el «heredar cargos como si fueran tacos de la abuela». La idea es simple: ni reelección inmediata ni que el cuñado, la tía o la esposa te sigan en el puesto, para que los cargos se ganen por méritos y no por parentesco. Pero, ¡sorpresa, güey! Morena y sus aliados, esos que juran ser la Cuarta Transformación, le meten el freno de mano y aplazan la prohibición hasta 2030. ¿Por qué? Porque hay varios que ya tienen el changarro familiar listo para 2027, y no quieren que les arruinen la fiesta.
Sheinbaum, con su carita de «yo soy seria», insiste en que la Constitución ya lo prohíbe y que quien meta a un familiar «se verá muy mal». Pero los barones de Morena, como los Monreal en Zacatecas o los Salgado en Guerrero, patalean porque Saúl quiere suceder a su hermanito David, y Félix a su hija Evelyn. ¡Pura dinastía priista disfrazada de 4T! Y mientras el Congreso patina, llega el gobernador de Nuevo León, Samuel García, el rey del TikTok y las selfies, con su movida maestra: argumenta «paridad de género» para que en 2027 solo mujeres compitan por la gubernatura. ¿Casualidad? ¡Ja! Todos sabemos que es para catapultar a su esposa, Mariana Rodríguez, la influencer que ya lo ayudó a ganar con sus bailes virales. El PAN grita «imposición», el IEE dice «eso lo decide el Congreso», pero Samuel, con su ego inflado como globo en kermés, presiona para que Mariana sea la reina del norte. ¡Paridad my ass, es nepotismo con falda!
Y no para ahí el desmadre. En San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, el verde ecologista que parece más torero que ambientalista, allana el camino para que su esposa, la senadora Ruth González, lo reemplace en 2027. Ella se «desmarcó» en febrero diciendo que apoya la reforma y no aspira, pero encuestas la ponen en segundo lugar de preferencias del PVEM, ¡y el papá de Ricardo hasta lidera! Noroña soltó la sopa: el aplazamiento al 2030 fue para salvarle el pellejo a Ruth y evitar que la ley la tumbe. Gallardo jura que hay «más perfiles», pero huele a chamusquina: ¿quién no querría dejarle el gubernaturazgo a la jefa de la casa?
La pregunta del millón, carnales: ¿se saldrán con la suya estos vivales? Con Morena resistiendo como mula coja y los congresos locales en modo siesta, parece que sí. Samuel y Ricardo bailan sobre la tumba de la reforma, usando la paridad como escudo y el nepotismo como espada. Sheinbaum advierte que el pueblo sancionará, pero en México, el pueblo vota por el show, no por la ética. ¡Ojalá que en 2027 nos demos cuenta y les demos con la puerta en los hocicos! Porque si no, adiós democracia, hola monarquía familiar. ¡Pura sátira política, pero con sustancia!
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