Desde el Partido Acción Nacional (PAN) y como senador de oposición, advertimos desde el inicio: la reforma al Poder Judicial no tenía como objetivo mejorarlo ni democratizarlo, sino apropiarse de él. Hoy, con los hechos recientes, queda claro que el régimen de Morena ha convertido la justicia en un botín político, anulando cualquier vestigio de independencia judicial.
El colapso de la evaluación y la tómbola como solución improvisada
Esta semana fuimos testigos de la renuncia del Comité de Evaluación del Poder Judicial de la Federación. La razón oficial: una resolución del Tribunal Electoral que les ordenaba detener el proceso. En otras palabras, el poco control técnico y académico que quedaba sobre la elección de jueces, magistrados y ministros fue anulado de un plumazo.
El Instituto Nacional Electoral (INE), lejos de buscar un mecanismo que garantizara la transparencia, dejó en manos del Senado –donde Morena tiene mayoría– la selección de los candidatos. ¿La solución? Una tómbola. Sí, ahora los futuros juzgadores del país serán seleccionados al azar, sin filtros ni evaluación real de su capacidad o idoneidad. Un asalto descarado a la justicia mexicana.
Nepotismo y sumisión: las nuevas reglas del juego
Desde que Morena promovió la reforma al Poder Judicial, alertamos que la intención nunca fue mejorar la impartición de justicia. Hoy, los listados de aspirantes confirman nuestras sospechas: apellidos ligados al régimen, familiares de altos funcionarios y protegidos de líderes políticos de Morena. No se busca a los mejores perfiles para impartir justicia, se busca lealtad política.
La idoneidad, la capacidad y la ética han sido sustituidas por el amiguismo y el nepotismo. No importa la trayectoria ni el conocimiento del derecho, lo único que interesa es garantizar que los nuevos jueces y magistrados respondan a los intereses del poder.
El fin de la independencia judicial y el golpe a la democracia
El resultado de este atropello es predecible: un Poder Judicial a modo para el régimen, sin contrapesos y sin autonomía. Las decisiones judiciales ya no estarán basadas en la aplicación de la ley, sino en los intereses políticos del gobierno en turno. El mensaje es claro: quien controle los tribunales, controlará el país.
Este golpe al Estado de derecho no solo tendrá consecuencias internas, sino que ya comienza a impactar la percepción internacional de México. Nuestro país ha sido señalado por retroceder en democracia y estado de derecho, lo que afecta la confianza de inversionistas y genera respuestas adversas del mundo. Ya lo hemos visto en los mensajes de Trump, que amenaza con represalias, o en los recientes señalamientos desde Canadá.
La resistencia es obligatoria
Como senador de oposición, reitero: no nos quedaremos callados ante este atropello. Desde el PAN y el bloque opositor daremos la batalla en el Senado y en todos los espacios posibles para evidenciar esta farsa y frenar la sumisión del Poder Judicial.
México no puede darse el lujo de tener una justicia al servicio del poder. Sin independencia judicial, lo que sigue es el autoritarismo. Y contra eso, lucharemos hasta el final.
El autor es senador de la República y presidente de la Comisión de Desarrollo Municipal
@MarioVzqzR
There is no ads to display, Please add some