La Salud Pública en México y en Costa Rica

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Por: Rafael Morgan

Algunos de mis lectores preguntan que si dentro de los “errores garrafales” de este régimen hay un orden de gravedad, pero al analizar cada uno de ellos se descubren consecuencias en vidas humanas, en crecimiento de la pobreza, en aumento de las enfermedades, en deterioro de la economía, en deterioro del medio ambiente, en una caída en la competitividad del país, en inseguridad creciente, en desempleo, en incertidumbre, por lo que difícilmente se puede evaluar cuál de esos errores es más grave; claro que el factor de vidas humanas es el más importante, así el error en dejar vía libre a la delincuencia organizada ha causado miles de muertes, pero también la ha causado el no cuidar más y mejor la salud ante la pandemia; igualmente ha causado muertes la miseria y la pobreza de millones de mexicanos, así como la muy poca atención a la contaminación, la deforestación, los incendios de bosques y la falta de asistencia a los damnificados por inundaciones, sequía y terremotos; por lo tanto, queda al criterio del lector esa evaluación que muchas veces dependerá de lo que le afecte a cada uno de los mexicanos.

Muchas de las decisiones del gobierno se han estado tomando a la sombra de la corrupción en las instituciones, en la evasión y la elusión de impuestos, en la obra pública, en la distribución de medicinas y otros lugares, pero en lugar de enfrentar legalmente el problema de la corrupción, se hace pedazos el sistema, se eliminan de tajo políticas, se interpretan y aplican leyes al gusto del gobierno y se rompen contratos, convenios y acuerdos, en lugar de aplicar el Estado de Derecho. Las decisiones basadas en la corrupción, aunque la hubiera, suena a que igualmente se podría aplicar ante la noticia de que se han descubierto laboratorios de drogas entre los manglares porque son frondosos y ocultan lo que hay abajo, por lo tanto, para impedir que haya esos laboratorios, se decide talar los manglares y santo remedio.

Si se analiza un poco la decisión de eliminar el Seguro Popular y “cambiarlo” por el llamado Instituto Nacional de Salud y Bienestar, sin planeación, sin organización, sin recursos presupuestarios ni instalaciones, ni personal preparado, lo único que se hizo fue dejar sin atención en salud ni medicamentos a millones de mexicanos. Según nota de Animal Político publicada en Noroeste el 8 de Octubre, el Insabi sólo ha entregado a los Estados el 9.5% de los medicamentos solicitados por éstos, ya que la compra consolidada de medicamentos y material de curación, según el contrato de México con la Oficina de la ONU (sin licitación, claro), sólo entregaría la mercancía en 11 almacenes y el Insabi la distribuiría a los Estados y éstos los entregarían a hospitales y clínicas, es decir, burocracia y triangulación pura.

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En columna de Ana Paula Ordorcia en El Universal, el Secretario de Salud de Estados Unidos visitó Costa Rica y de lo que se enteró fue publicado en el New Yorker, informando que de una expectativa de vida en Costa Rica en 1985 de 75 años, igual que la de Estados Unidos (en México era de 69.8 años), para 2020 la expectativa de vida de los costarricenses ya es de 85 años, mejor que la de México que anda por los 75 años. El sistema de salud de Costa Rica tiene, cuando menos dos elementos a considerar: en primer lugar es más preventivo que reactivo y en segundo lugar es más personalizado pues el personal de salud visita prácticamente casa por casa y levanta una “ficha familiar” con sus antecedentes y forma de vida, así “La salud individual y la salud pública se hicieron homogéneas en Costa Rica”. Esto se ha logrado con un 7.5% del PIB, mientras que México aplica el 5.5% del PIB en un sistema de salud lamentable.

Una consecuencia terrible de esta ineficiencia en el sistema de salud, es que la pobreza se incrementó en 3.8 millones de personas en 2020 y esto se debió en buena parte por la carencia en servicios de salud que se incrementó de un 16.2% en 2018 a 28.2% en 2020 al ser eliminado el Seguro Popular; más de 15 millones de personas se quedaron sin servicio de salud y que de 8.7 millones de mexicanos en pobreza extrema en 2018 se pasara a 10.8 millones, es decir, más de 2 millones de personas en la miseria. Precisamente el factor que más afectó fue el de falta de servicios de salud pues según Coneval el número de mexicanos sin este servicio creció de 20.1 millones a 35.7 millones de mexicanos.

Así, imposible equipararnos con Dinamarca, como prometió el Presidente y ahora tampoco a Costa Rica que sí sabe hacer las cosas bien y a tiempo.


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