México registró 11,541 denuncias por amenazas en abril de 2025, lo que representa una disminución del 10% en comparación con el mismo mes del año anterior, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), recopilados por TResearch International. Sin embargo, esta aparente mejora contrasta con las cifras históricas y la concentración del delito en ciertas entidades, lo que plantea dudas sobre la efectividad de las políticas de seguridad en el país.
Tendencias y cifras clave
Durante el sexenio de la presidenta Claudia Sheinbaum (2024-2030), se han acumulado 45,918 denuncias por amenazas, con una marcada concentración en tres estados: Ciudad de México (CDMX), Guanajuato y Coahuila, que representan el 34% del total. Aunque abril mostró un descenso, el año 2023 fue el más violento, con 140,430 casos, lo que refleja un problema estructural que persiste.
Otro dato alarmante es la tasa de denuncias por habitante. Coahuila, Colima y Morelos lideran esta categoría, lo que sugiere que, en proporción a su población, estos estados son los más afectados por este delito. Por ejemplo, Coahuila registra 1,185 denuncias por cada millón de habitantes, una cifra que supera con creces a entidades más pobladas como el Estado de México, que aparece en último lugar.
¿Baja real o subregistro?
La reducción del 10% en abril podría interpretarse como un avance, pero expertos advierten que las amenazas suelen ser un delito con alto subregistro, ya que muchas víctimas no denuncian por miedo a represalias o desconfianza en las autoridades. Además, la variación por entidad es desigual: mientras algunos estados reportan caídas significativas, otros como Baja California y Chihuahua muestran incrementos preocupantes.
Contexto histórico y desafíos
Las cifras históricas revelan que el delito de amenazas ha tenido altibajos en la última década. Por ejemplo, entre 2015 y 2023, los casos fluctuaron, con picos en años electorales o periodos de alta conflictividad social. El descenso reciente podría estar vinculado a cambios en las estrategias de seguridad o a una mayor presencia policial en zonas críticas, pero aún es pronto para celebrar una tendencia sostenible.
Conclusión: Un problema que no desaparece
Aunque los datos de abril 2025 sugieren una mejora, el delito de amenazas sigue siendo un flagelo en México, con focos rojos en estados como Coahuila y CDMX. La aparente disminución podría ser un espejismo si no se aborda la raíz del problema: la impunidad, la falta de prevención y la desconfianza ciudadana. Las autoridades deben transparentar sus estrategias y garantizar que las cifras no oculten una realidad más compleja.
Mientras tanto, la pregunta sigue en el aire: ¿Está México ganando la batalla contra las amenazas, o solo estamos viendo una parte de la historia?
Fuente: Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública / TResearch International.
There is no ads to display, Please add some