Todos somos ignorantes

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En el mundo global, de disputa feroz por los mercados, de guerra sin cuartel entre transnacionales que compiten por contratos multimillonarios en dólares, de sistemas educativos rebasados por la era supersónica de la internet, de modelos económicos en franca decadencia, de naciones enteras asoladas por el desempleo, la pobreza y la inseguridad, ¿qué rumbo lleva nuestro México?¿Qué le depara a nuestra querida ciudad capital? 

En la cotidianidad nacional se han alzado voces (como la del director del Banco de México), que no vacilan en reconocer que los vaticinios más o menos esperanzadores para nuestro frágil desarrollo económico y social, podrían ser afectados por la inseguridad y los brotes de ingobernabilidad en algunas partes del país. Entonces, ¿qué certeza tenemos sobre nuestro futuro? ¿Estamos dotando a nuestros recursos humanos de los niveles de profesionalización que necesitan para obtener empleo remunerado y asegurar bienestar para sus familias? ¿Qué nos tiene anclados a un ayer de meridiana bonanza, que nos dejó sin respuestas para los enormes desafíos del hoy? ¿No queremos cambiar? 

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El Índice de Ciudades Competitivas y Sustentables 2014, elaborado por Banamex, Banobras e Infonavit con el apoyo del Instituto Mexicano para la Competitividad y el Centro Mario Molina, advierte con claridad de los riesgos que conlleva nuestro crecimiento urbano. Desde finales de los años 70 se inició en México un acelerado proceso de urbanización que se tradujo en un incremento en más demanda de empleo, suelo, vivienda y servicios urbanos. Parece que nos pasó de noche el hecho de que la calidad del hábitat es lo que impulsa la productividad y creatividad de los individuos, su capacidad competitiva. Y ahí empezamos a declinar.

Un quiebre determinante ocurrió con la educación. En el marco del Encuentro Empresarial 2014, organizado por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el connotado empresario Claudio X. González Guajardo acaba de hacer un preocupante diagnóstico sobre la situación educativa en el país y los avances de la Reforma Educativa en sus primeros años de ejercicio (diagnóstico, hay que decirlo, con el que coinciden varias instituciones especializadas, nacionales e internacionales). Resumo:

De cada 100 niños que ingresan a la primaria, 76 entran a la secundaria, 48 a la educación media superior y sólo 21 llega a una licenciatura. Pero ocurre que las generaciones escolares no son de 100, sino de 2 millones, de lo que se desprende que un millón de jóvenes de 15 años están atrasados o fuera del sistema educativo. Estas cifras nos enfrentan a una gravísima realidad: que el promedio educativo de México-país es de segundo año de secundaria.

Albert Einstein expresó alguna vez: “Todos somos muy ignorantes. Lo que ocurre es que no todos ignoramos las mismas cosas.”  A los mexicanos nos ha dado por la ignorancia selectiva y hacemos como que no nos enteramos, como que no sabemos lo que ocurre a nuestro alrededor y en particular el tema educativo es uno de los más desdeñados.

Basta mirar la desgracia de Ayotzinapa y las paupérrimas condiciones de vida de los maestros rurales de esa escuela normal, ahora que los reflectores mediáticos y de la sociedad toda se han enfocado por las peores razones en ese rincón de Guerrero. Pero no deja de ser un gravísimo ejemplo de las condiciones de los maestros que tienen en sus manos la educación de las futuras generaciones de mexicanos.

La dolorosa miseria se asoma en las aulas de la mayor parte de los municipios de nuestro país. En la pobreza aprenden y es pobreza la que se replica en los estudiantes. ¿Qué van a aprender niños y jóvenes si sus tutores y guías, ya sea por hartazgo o desesperación, pero también –hay que decirlo- por manipulación y corporativismo, toman carreteras, queman edificios y se enfrentan con violencia a quien represente autoridad?¿Qué hay de ésta?¿En dónde radica la autoridad de las instituciones cuando son incapaces de canalizar la resolución pacífica de los conflictos y las demandas sociales?

Cambios y urgentes, de fondo pues, para asegurar nuestro futuro y el de nuestros hijos. El llamado es para todos: gobiernos, iniciativa privada, funcionarios y ciudadanos. Al fin y al cabo mexicanos.


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