
Raro el actuar de la presidenta Sheinbaum, quien ante los señalamientos del presidente electo de Estados Unidos de que impondría aranceles para frenar el tráfico de fentanilo desde México y de señalar que nuestro país es manejado por los cárteles, dijo que aquí no es un problema como en el vecino del norte, para luego informar del arranque de una campaña para evitar su consumo.
El pasado 7 de enero en su conferencia mañanera fiel a su costumbre minimizó el tema al decir que «como ustedes pueden ver, el fentanilo en nuestro país realmente no es un problema», pero ese mismo día indicó que «esta crisis que hay de fentanilo en algunas ciudades de Estados Unidos y en otras ciudades, no queremos que llegue a México», expresó».
Así, luego de negar por un par de notas de The New York Times que aquí se fabricará dicha droga o que no era un problema para el país, lanzó una campaña para prevenir su consumo y adicción.
Desde el 3 de enero, cuando en una gira por el Estado de México aseguró que el consumo de fentanilo no era un problema, ha venido repitiendo esta frase por lo que surge la duda de que si no es un problema entonces para que lanzar una campaña que prevenga esta adicción.
Si sigue con esas contradicciones no nos debe sorprender que en los siguientes días vuelva con eso de que el consumo de fentanilo en México no es un problema, pero para que no nos contagiemos de lo que pasa en Estados Unidos va a ordenar cerrar la frontera.
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