No se notó el cambio

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Hace un año, en septiembre de 2020, escribí, en este mismo espacio, una reflexión sobre la inigualable oportunidad que se presentaba ante los legisladores del Congreso de la Ciudad de México: diputados de la Junta de Coordinación Política.

La receta era idónea para que el Congreso dejara de fungir como un empleado más del Ejecutivo, para establecer una agenda ciudadana y, pese a la mayoría de Morena, ser un verdadero contrapeso a las ocurrencias de Claudia Sheinbaum.  La presidencia de la Jucopo quedó en manos del diputado Víctor Hugo Lobo, del Partido de la Revolución Democrática. Tuvo la posibilidad de liderar un bloque opositor desde los órganos de gobierno que no había tenido nunca antes la ciudad ni el Congreso, con la diputada Patricia Báez en la presidencia de la Mesa Directiva y con el Partido Acción Nacional.

Pero tomó la decisión de entregarse al gobierno en vez de luchar luchar desde la oposición.

El último año de la primera Legislatura del Congreso de la ciudad contaba con los elementos y el potencial para jugar un papel relevante en la transformación social de la capital, por fin la oposición sería real. No más sesiones a modo, con análisis serio a las iniciativas que envía la titular del Ejecutivo, una “conducción diferente, en la que se privilegien las comparecencias y la rendición de cuentas, en donde haya diálogo y debate”, escribí en aquel momento.

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Visto en retrospectiva, pequé de ingenuo. Llegando al final del camino y un año después, lamento decir que esa diferencia que los ciudadanos demandaban y que los llevó a arrebatarle nueve alcaldías a Morena no existió y fue sometida a la voluntad de Morena.

La decepción no se quedó sólo en la pobre gestión del Congreso, se encargó de llevarla más allá con la aprobación de un periodo extraordinario de sesiones el 30 de agosto, sólo unos cuantos días antes de que formalmente concluya la Legislatura.

El presidente de la Jucopo, Víctor Hugo Lobo, mostró su verdadero rostro al apoyar al gobierno de la ciudad, al ser igual de obsequioso, o más, que quienes lo antecedieron, al dar en bandeja de plata su última voluntad para aprobar una agenda perniciosa que sólo afectará a ciudadanos.

¿Qué se discutirá en el extraordinario? La agenda aprobada incluye 19 puntos, entre los cuales vienen dictámenes nocivos para los ciudadanos y perjudiciales para las facultades de los alcaldes. Cambios al uso de suelo de diversos predios en la ciudad —regalazo al cártel inmobiliario—; reformas a la Ley del Sistema de Seguridad Ciudadana para evitar que las alcaldías cuenten con imagen institucional de seguridad, atentando contra el programa Blindar BJ; la gestión de Centros Penitenciarios pasará a la Secretaría de Seguridad Pública, entre otros temas.

Llegamos así al final del camino, termina la primera Legislatura del Congreso de la ciudad y, francamente, nada nos diferenció de la extinta Asamblea Legislativa. El sometimiento, el mayoriteo y la traición fueron moneda corriente y lo son también ahora. No se notó el cambio, pero ya vendrá una segunda oportunidad de mostrar quién es quién y las traiciones a los ciudadanos les van a costar.

La única y verdadera oposición en los tres años de esta Legislatura que se suponía debió hacer historia, estuvo en las calles y en la voluntad los ciudadanos y su voto en las urnas. No hay más ciego que el que se niega a ver la realidad.


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