Por: Juan Ignacio Zavala
Cuando anunciaron que la ONU se encargaría de la compra de medicinas, nadie entendió bien cómo sería eso. Se entendían las motivaciones. Este gobierno sabe que los mexicanos están cansados de la corrupción y en cualquier lugar de nuestra vida pública vuelan las aves carroñeras de la corruptela y la pudrición.
El caso de la compra de medicinas ha sido todo un escándalo: desde la propia denuncia del Presidente de los monopolios en ese sector, las sanciones a los empresarios del ramo, el cierre de fábricas, la crisis de medicamentos, la ineficacia de la ONU y la tragedia de los niños con cáncer y sin medicinas.
Pero ¿qué hacía la ONU en la repartición de medicinas? Quién sabe. Fue un gran pretexto para renunciar a la responsabilidad de hacer las cosas, de enfrentar las tareas de gobierno que son difíciles y complejas, que incluyen compras de miles de millones de pesos, logística sofisticada y que del éxito de ese entramado de responsabilidades públicas depende la salud y la vida de millones de mexicanos. Mejor que lo haga la ONU, porque si la ONU no puede no puede nadie, porque ellos no se roban el dinero. Y cierto, no se roban el dinero, pero tampoco pueden comprar y distribuir las medicinas.
Este gobierno encuentra en la austeridad y en la corrupción grandes pretextos para no hacer su trabajo. El estancamiento del país en mucho radica en eso. Con el pretexto de la austeridad y el dispendio se corrieron a miles de profesionistas del Estado mexicano. Gente preparada, con experiencia y capacidades para dar seguimiento a políticas públicas complicadas, para estar al tanto de todo lo que se requiere en mantenimiento, desde los sistemas de cómputo hasta las plataformas petroleras. Porque dejaron de darle mantenimiento a las cosas porque “sale caro”. Pues sale más caro no dárselo; los ejemplos son claros: desde la página que promociona el turismo en nuestro país –Visit México– que dejó de funcionar por falta de pago, hasta el centro operativo del Metro o las plataformas petroleras en Campeche. Porque en ésas estamos: a este gobierno se le quema hasta el mar.
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