Gobierno de borradores

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En la Ciudad de México el buen gobernar se perdió con la llegada de Claudia Sheinbaum a la jefatura de Gobierno. Se diluyeron las fronteras y, al igual que en la Federación, los Poderes se han sometido al Ejecutivo.

La regenta de la Ciudad de México presenta un sistemático desprecio por la democracia y la legalidad. Se resiste al contrapeso orgánico que representa el Legislativo, en donde encuentra un sometimiento brutal gracias a la mayoría de Morena.

Sin embargo, más allá de la complicidad de su partido, a Sheinbaum no le preocupa cumplir con las formalidades de la ley. Para ella el Congreso es y seguirá siendo su cajero automático para el retiro de recursos y para la aprobación de sus leyes a modo, aunque éstas sean simples borradores.

El jueves envió al Congreso su Programa General de Desarrollo de la Ciudad de México, el cual es el principal instrumento de gobierno de planeación del 2020 hasta el 2040. Sin embargo, el documento llegó en forma de borrador —en espera de que el Congreso le corrija la plana—, eso sin contar que se generó de manera inconstitucional, pues hoy no existe en operación el Instituto de Planeación Democrática y Prospectiva, el cual debió desarrollar originalmente el documento.

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Pero Sheinbaum tenía un plazo constitucional que cumplir el 1 de octubre y no podía dilatar más, por lo cual lo tuvo que entregar el secretario de Gobierno. Pero el documento, en palabras de la misma jefa de Gobierno, es un borrador, pues hubo un retraso atribuido a la pandemia por covid-19.

Perdón, pero el Congreso no es una casa editorial que revisa borradores como si fueran libros. Se revisan iniciativas y se dictaminan leyes.

Un borrador es una forma que no existe en la ley, por lo cual, es inconstitucional. No hay forma de que se apruebe un instrumento que es tan relevante para el futuro de la ciudad y sus habitantes por la falta de planeación de Sheinbaum, quien sólo demuestra la falta de respeto que tiene por la democracia.

Este desprecio sistemático de Sheinbaum empieza a tener un patrón. Fue por lo mismo que pospuso el ejercicio de participación ciudadana para el próximo año —casualmente año electoral— bajo el pretexto de la pandemia. Es por ello que al Congreso Claudia solamente recurre para retirar dinero, en vez de acudir a dar su Informe de Gobierno.

Pero en su ego desbordado, pretende imponer su visión para los próximos 20 años en un documento que responde a su incapacidad de cumplir en tiempo sus obligaciones constitucionales. El Congreso sigue siendo una broma para Sheinbaum y, lo más lamentable, Morena le facilita la burla porque a ellos no les importa ser los bufones de su “emperatriz”.

  • En el Congreso nos hemos limitado a cumplir sus caprichos y a representar sus intereses de nómina, no hay una preocupación real por el futuro de la ciudad y sus habitantes. Nos hemos convertido en un Congreso tibio y será por eso por lo que nos van a recordar.

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