El santo y los pecadores

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Por: Juan Ignacio Zavala

Sin duda las revelaciones de la inmensa fortuna del fiscal general y el despliegue inmobiliario del extitular de la UIF han sido notas que representan un golpe a la llamada cuarta transformación. En realidad se trata de las cosas de siempre, hechas por los que decían ser diferentes. Que el fiscal Gertz, que ha hecho de la fiscalía una sala de castigos familiar, tenga Rolls Royce y Mercedes Benz entre el centenar de coches que posee, es algo que sorprende a cualquiera. Cien automóviles es una cantidad que no se encuentra en una agencia fácilmente. Lo de los Rolls Royce pues ya es una de las muestras más acabadas de la frivolidad, la vanidad, el mal gusto y la desproporción. Por supuesto, él tiene derecho a su colección, ya que se supone que no es robada ni hecha de mala manera en el ejercicio de su función pública. Pero cualquier ciudadano también tiene derecho a juzgar las fortunas de los millonarios mexicanos –como Alejandro Gertz– y sus ridículos caprichos.

Es algo similar lo sucedido con su némesis, hasta hace poco en el gobierno: el extitular de la UIF Sanitago Nieto. El señor Nieto puede tener las casas y departamentos que guste, pero si era quien perseguía el dinero malhabido, estaba obligado a ciertos pruritos –como el de no comprar propiedades mientras ejercía– que no son obligatorios, pero que tienen una gran significancia. Al parecer Nieto era un funcionario capaz en las cosas que investigaba. También supo hacerse de enemigos de una manera vertiginosa. Era de los que creían que los puestos son para siempre y que no le tocaba más que crecer. Quién iba a decir que saldría por razones que jamás imaginó. Ha dicho que aclarará todo y que lo único que creció fueron sus deudas y no su patrimonio. Bueno, y también le crecieron los problemas, porque se quedó sin trabajo y para pagar los créditos que pidió le hacen falta más de tres sueldos como el que tenía y no podrá trabajar, en los próximos 10 años, en empresas que tengan que ver con lo que investigó, gracias a una ley sin sentido que apoyó el gobierno para el que laboró. Pero eso ya será su asunto.

Lo que queda claro es por qué López Obrador se siente el paradigma de la honestidad y la austeridad. Si entre quienes son sus cercanos uno tiene 28 casas, el otro tiene 100 coches y el otro colecciona créditos hipotecarios como si fueran estampitas del mundial, alguien que en su dieta básica incluye la tlayuda, el tamal de chipilín y odia bolearse los zapatos, destaca por su vida sencilla. No hay forma más fácil de sentirse santo que vivir en un burdel enfundado en una sotana y promoviendo la castidad, sin duda no tendrá competencia.

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La aniquilación de la vida opositora en este país se convirtió en un bumerán para el gobierno lopezobradorista. Como no destacan los opositores, no son relevantes, entonces todos los ojos están puestos en lo que sucede en el gobierno. Y como los del gobierno son los que tienen el poder, y tienen mucho, lo relevante son sus pleitos. Y sus pleitos son durísimos porque cada quien persigue más poder. Saldrá la pus por todos lados, eso ya está más que claro y habrá alguien cada mañana recordando que él es el único, el ejemplo, el faro y la luz, el que lleva el incienso en el tugurio.


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