El crematorio descubierto en Teuchitlán, Jalisco no es el único que se haya instalado en México. Es un hecho que en muchos estados del país los grupos criminales y otros protagonistas se han encargado de borrar sus crímenes siguiendo el ejemplo que les heredó la masacre de los 43 estudiantes de la Escuela Rural de Ayotzinapa. No hay que hacernos ilusiones, lo que se descubrió en Jalisco es apenas la punta de un iceberg que irá emergiendo.
Vivimos hoy un mal momento, semejante a las turbulencias que sucedieron a la caída del porfiriato en que estaba de por medio la decisión de implementar un sistema político entre fórmulas socialistas a ultranza, o el modelo socioeconómico liberal capitalista que prevaleció. Al igual que entonces, los acontecimientos internacionales y particularmente el comportamiento de Estados Unidos influyeron en el rumbo que finalmente se tomó.
Hoy tenemos que decidir conjuntamente gobierno y sociedad el camino que el país ha de tomar en las próximas décadas. En efecto, nos encontramos en tiempos de transición, tan marcados como los que pudieron ser los hechos que sucedieron a la caída de la dictadura porfiriana o la restauración del orden después de las turbulencias de la Revolución de 1910.
La situación actual tiene sus características peculiares. Prevalece una confusión marcada por el errático comportamiento de quien encabeza el gobierno de la Unión Americana, en lo que se refiere a las relaciones que quiere hacer valer la imponente hegemonía económica, militar y política que ejerce en EU para imponerla en todo el mundo. El tablero de ajedrez internacional en el que Rusia y China son actores principales. Sin embargo, debe inevitablemente tomarse en cuenta la influencia histórica que ejerce la Unión Europea.
Es éste el escenario en el que México, como socio del eje norteamericano, tiene un papel primordial en cuanto está en posibilidad de confirmar la fuerza de Estados Unidos frente a la rivalidad con China. Esta competencia se escenifica en el mercado estadunidense donde el país asiático es su proveedor crucial. La participación de México en las importaciones norteamericanas, tanto en volumen como en valor, son análogas a las chinas. Esto no significa, empero, que nosotros tengamos la misma influencia mundial que el país asiático.
Para México la situación actual presenta alternativas importantes. A la masiva presencia estadunidense en la economía nacional se presenta China queriendo aumentar sus exportaciones en sectores importantes como el automotor, frente a lo cual Estados Unidos ya ha reaccionado con un eficaz obstáculo arancelario por el acero.
La guerra arancelaria que Trump le ha declarado a cualquier país que le obstaculice afianzar su autonomía económica, es el eje de su política para revivir la “Grandeza de América”.
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