Hay que agradecer que el conocido city manager de la Miguel Hidalgo, Arne aus den Ruthen, nos ha puesto en un debate que no es menor sobre el uso de la tecnología o más allá, si la autoridad tiene la facultad de exhibir y humillar a sus gobernados.
Por lo pronto, es de reconocer que Arne ha logrado algunos avances. Arne topó con los escoltas de un empresario que se sintió ofendido porque se le llamó al orden. La respuesta del hombre de negocios fue mandar madrear a Arne, quien efectivamente fue golpeado vía Periscope. Punto a favor de Arne. Días después, detectó otro acto de prepotencia, ahora a cargo de elementos del Estado Mayor Presidencial que custodian a un hombre llamado Francisco Guzmán y que es coordinador de asesores del Presidente. Sorprendido por el city manager, Guzmán se tuvo que disculpar por lo que hacían sus escoltas. Hasta aquí podemos decir que las acciones de Arne dan frutos y tienden a frenar esa sensación que tienen algunos de que son dueños de las calles. Son exhibidos y por lo tanto sancionados socialmente.
Pero el señor Aus den Ruthen no se detiene ahí. En lo que calificó como bullying oficial, Héctor Villarreal describió en un artículo (La Razón, 10/12/15) el proceso de humillación pública al que Arne, también vía Periscope, sometió a una ciudadana que malamente tiro una bolsa de basura en la calle. Se le puso el mote de Ladybasura y cayó sobre de ella la lluvia de insultos. Esto, en el contexto
del operativo Vecino Cochino, cuyo solo nombre advierte lo que piensa la autoridad de sus gobernados. En otro operativo Arne la emprendió contra una familia de la que forma parte un joven con discapacidades. Al reclamarle, los familiares recibieron de respuesta: «Si está discapacitado, guárdelo». Para él todos sus vecinos son guaruras y él se esconde para grabarlos.
El señor Arne siempre ha manifestado un deseo escandaloso por llamar la atención de alguna manera, es una de las formas en las que imagina que se trata la tarea de gobernar. Como si se tratara de Hernán Cortés y la Malintzi, Arne describe lo maravilloso que es la relación con su jefa Xóchitl Gálvez, él cree que es la unión de dos mundos. Así se lo dijo a Nacho Lozano en una entrevista: Nos entendemos perfectamente bien, ella tiene algo de lo que yo carezco, que es inteligencia emocional, y yo tengo algo que ella no recibió: una educación muy estricta; mis apellidos son de origen suizo y alemán, por lo que estoy acostumbrado al orden.
Estamos, pues, ante los orígenes del movimiento Huichilonazi, formado por personas sensibles y capaces de controlar sus impulsos, pero sin educación y desordenados (o sea, los mexicanos) y descendientes de alemanes perfectamente disciplinados, pero idiotas, incapaces de ejercer criterios. Peligroso.
Por lo pronto, lo del Periscope para exhibir a los prepotentes me parece bien. Pero por lo demás parece una buena idea en malas manos, lo que es una mala idea.
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