Hacerse ciudadanos, una mejor respuesta

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En Estados Unidos viven cerca de 12 millones de mexicanos nacidos en México. Mucho se ha dicho y poco se ha hecho por estos mexicanos. Se celebran sus remesas como si se derivaran de una política gubernamental pero, a pesar de su importancia, no tenemos una política pública, articulada en programas y acciones, dirigidos a esta población. Uno de los temas más controversiales de estos mexicanos es si deben o no hacerse ciudadanos estadounidenses. Después de platicar con miles de ellos, no tengo ninguna duda: El mejor mexicano en Estados Unidos es el que se hace ciudadano estadounidense. Veamos por qué.

En Estados Unidos hay 3.3 millones de mexicanos con una residencia legal permanente (primer requisito para solicitar la ciudadanía), de los cuales cerca de 2.6 millones califican para volverse ciudadanos estadounidenses. Desafortunadamente mantienen una baja tasa de naturalización, únicamente cuatro de cada diez empiezan el proceso, mientras que la tasa para migrantes de otras nacionalidades es de siete de cada diez. Más aún, los mexicanos son el grupo que se tarda más en naturalizarse. En promedio, permanecen diez años como residentes permanentes legales antes de volverse ciudadanos; los africanos tardan, en promedio, cinco años; los sudamericanos y asiáticos, seis años; y los europeos, siete años.

Muchos perciben el proceso de volverse ciudadano como difícil o costoso, dado que implica un alto costo económico, cansados trámites burocráticos y demanda un esfuerzo por dominar el idioma inglés y aprobar un examen de conocimientos generales de la vida y la cultura estadounidenses. Sin embargo, los beneficios que se adquieren de la ciudadanización superan, por mucho, los costos. Los activistas en Estados Unidos hacen énfasis en la posibilidad de votar y ser votado; sin embargo, este discurso electoral no ha resultado especialmente atractivo para los mexicanos. Vale la pena resaltar tres rubros, más allá de la posibilidad de votar, que impactan positivamente la vida de los mexicanos que se naturalizan.

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1) La ciudadanía fomenta la unión familiar y social: los mexicanos que se vuelven ciudadanos estadounidenses pueden pedir la residencia de sus familiares directos, como pareja, hijos solteros menores de edad y padres, sin estar en una larga lista de espera. Asimismo, las personas que se naturalizan pueden viajar sin restricciones, incluso pueden vivir fuera de Estados Unidos y volver cuando lo deseen; los residentes no tienen estas facilidades. La ciudadanía es permanente, la residencia puede ser revocada. Finalmente, los ciudadanos no pueden ser deportados. Recuerdo a una joven mexicana en Las Vegas que le decía a su abuelo, quien ya podía solicitar su naturalización: abuelo hazte ciudadano por mi, vota por mi.

2) La ciudadanía fomenta la participación cívica: los ciudadanos pueden votar y competir en puestos de elección popular. Igualmente, pueden ser miembros de un jurado.

3) La ciudadanía genera beneficios económicos: facilita el acceso a mejores trabajos, y por tanto, a mejores ingresos. Asimismo, otorga beneficios públicos exclusivos para ciudadanos. A los dueños de negocios les permite convertirse en proveedores minoritarios del gobierno y tener acceso a contratos exclusivos.

Por ser 2016 un año electoral en Estados Unidos, el tema de la ciudadanización será primordial para muchos sectores de la población. En elecciones competidas, el voto de los migrantes tiene el potencial de definir al próximo presidente de ese país. Es importante aprovechar esta coyuntura para conseguir que más y más mexicanos se naturalicen, sin dejar a un lado que los beneficios de la ciudadanización van mucho más allá de un voto. El discurso antiinmigrante de algunos candidatos y particularmente el discurso antimexicano de Donald Trump, paradójicamente, representa un estímulo para hacerse ciudadano. Históricamente se ha demostrado que cuando los mexicanos se sienten vulnerables se incrementan sus solicitudes de naturalización.

La naturalización es un paso indispensable para construir una comunidad mexicana más fuerte en Estados Unidos. Es aceptar que, para generar bienestar y prosperidad, debe existir una asimilación total a la vida política y social de su país de residencia, sin que esto signifique que tengan que renunciar a su ciudadanía mexicana. Esperemos que este año sea el año de la naturalización de los mexicanos en Estados Unidos. Enviemos a esos mexicanos el mensaje correcto desde México. Sin falsos nacionalismos. Hazte ciudadano, protégete, protege a tu familia, no dejarás de ser mexicano. Al contrario, ayudarás mas a México.


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