¡Órale, compadres! ¿Se acuerdan de cuando Morena era la oposición y le daban con todo a la prensa priísta, panista o lo que se les pusiera enfrente? «¡Corruptos! ¡Vendepatrias!», gritaban desde las tribunas, mientras los medios les hacían coro como si fueran rockstars. Pero ahora que son los que mandan, ¡ay, nanita! El verano de 2025 les cayó como patada en el ojo morado. La prensa, esa que antes era su aliada en la «guerra contra el régimen», se les volteó como tortilla en comal y les soltó una ráfaga de noticias que queman más que chile en nalga: lujos, narcos y pleitos que ni en telenovela.
Imagínense: Adán Augusto López, el eterno candidato frustrado, con su exjefe de Seguridad, el «Comandante H» Bermúdez, fugado y ligado al Cártel de La Barredora. ¡Pum! La prensa lo acosa en el Congreso morenista, preguntando si sabía de las «artimañas criminales». Y el compadre, ni se inmuta, pero en redes, los chairos ya andan de «fake news» y «golpismo mediático». Luego, el hijo de AMLO, Andrés López Beltrán, en Japón gastando 47 mil varos en una comida y 7 mil por noche de hotel. «¡Es con su lana!», defiende Luisa María Alcalde, como si el pueblo no supiera que el erario es de todos menos de los que lo usan para jet set. Y ni hablemos de Noroña, el rey de las patadas verbales, comprando casota de 12 millones en Tepoztlán y dos trocas de lujo. «¿Qué, ahora no puedo comer en City Market?», refunfuña el senador, mientras Sheinbaum lo regaña por decir que Morena se está fracturando. ¡Ja! Como si la «unidad» no fuera un eufemismo para «cállense la boca».
Y la cereza del pastel: Esa diputada #DatoProtegido demandando a una ciudadana por criticarla en redes, obligándola a disculparse en público. ¡Vaya ejemplo de «austeridad republicana»! En el Consejo Nacional de Morena, cerraron filas con Sheinbaum para «blindar las esencias», pero el verano les sacó el cobre –o mejor, el oro– con relojes millonarios, condominios a precio de ganga y vacaciones que harían sonrojar a un yate de Salinas Pliego. La prensa, que Morena ahora ve como «fifís» o «conservadores disfrazados», no para: El País, Aristegui, La Silla Rota, todos documentando el «peor verano de Morena». Y los morenistas, en lugar de asumir, ladran: «¡No se vale escrutinio! ¡Solo aplausos!».
Ironía pura, ¿no? Cuando eran oposición, la prensa era su megáfono para tumbar al de enfrente. Ahora, que les toca, quieren un periodismo de besamanos, como en los tiempos del PRI que tanto odiaban. ¿Resultado? Un partido hegemónico que se queja de la «guerra sucia» mientras acumula escándalos como fichas de dominó. ¿Seguirán fingiendo humildad o ya admitirán que el poder corrompe hasta al más «transformador»? Ay, Morena, mi Morena: de devotos a nonsantos en un pestañeo. ¡Síganle, que el otoño pinta para más show!
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