Desafíos en la Interpretación de Encuestas Electorales: Una Mirada Crítica

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Las encuestas electorales son herramientas fundamentales para comprender las tendencias y preferencias del electorado en tiempos de elecciones. Sin embargo, en ocasiones, los resultados de estas encuestas pueden ser contradictorios, lo que plantea interrogantes sobre su precisión y fiabilidad. Su interpretación puede ser un desafío debido a diversos factores, incluida la posible influencia de intereses partidistas y la abstención electoral.

En esta elección de 2024, las encuestas realizadas por diversas empresas muestran un panorama variado, con resultados que fluctúan considerablemente entre sí. Por ejemplo, encuestas como la de “GANA” muestran una clara ventaja para la candidata de Morena-PT-PVEM, Claudia Sheinbaum, con un amplio margen sobre sus oponentes, mientras que otras encuestas como las de “Massive Caller” dan una ventaja más estrecha e incluso cambian el liderazgo entre los candidatos, poniendo como favorita a Xóchitl Gálvez.

Uno de los aspectos que pueden explicar estas discrepancias es la metodología utilizada por cada encuestadora. Factores como el tamaño de la muestra, la selección de los encuestados, el método de recopilación de datos y el análisis estadístico pueden influir en los resultados finales. Por ejemplo, algunas encuestas pueden basarse en muestras más representativas y técnicas de muestreo más rigurosas, lo que podría llevar a resultados más precisos y confiables.

Otro factor a considerar es el momento en que se llevan a cabo las encuestas. Las preferencias de los votantes pueden cambiar con el tiempo debido a eventos políticos, campañas electorales, debates públicos y otros factores. Por lo tanto, una encuesta realizada en una fecha temprana puede arrojar resultados diferentes a una realizada más cerca de la fecha de la elección.

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Además, las encuestas pueden estar sujetas a sesgos inherentes, como el sesgo del encuestador o el sesgo del entrevistado. Por ejemplo, los encuestadores pueden influir en las respuestas de los encuestados mediante la formulación de preguntas tendenciosas o la interpretación selectiva de los datos. Del mismo modo, los encuestados pueden sesgar sus respuestas debido a su percepción de la encuesta o sus propias preferencias políticas.

Otro aspecto a considerar es la influencia de los intereses partidistas en las encuestas. Se sabe que algunas encuestadoras reciben financiamiento de candidatos o partidos políticos vinculados con el gobierno actual, lo que podría sesgar los resultados en favor de ciertos candidatos o coaliciones. Esta relación entre las encuestadoras y los actores políticos plantea interrogantes sobre la imparcialidad y la objetividad de los datos recopilados.

A 20 días de la elección presidencial y de muchos otros puestos de gobierno, el bombardeo de encuestas que asignan la preferencia electoral o el triunfo a una u otra candidata genera mucha confusión entre los electores, y eso es precisamente lo que se busca: confundir, para sacar ventaja de esa confusión.

Es importante destacar que en las dos elecciones presidenciales anteriores en México, en 2012 y 2018, la abstención fue de las más bajas, alcanzando el 37.9% y 37.6% respectivamente. Esta tendencia plantea interrogantes sobre la representatividad de las muestras utilizadas en las encuestas, ya que una parte considerable de la población optó por no participar en el proceso electoral. Para el año 2024, se estima que la abstención podría mantenerse en niveles similares o incluso disminuir ligeramente, alcanzando alrededor del 30%.

El párrafo anterior es crucial, ya que nos servirá de guía para comprender mejor el contexto de las elecciones. Como se mencionó anteriormente, un buen muestreo, es decir, el grupo de personas que participan en la encuesta, permite que esta se acerque más a la realidad. Además, se ha destacado que la abstención en las dos elecciones presidenciales anteriores en México rondó el 37.9% y 37.6%, respectivamente, cifras consideradas como las más copiosas en la historia electoral del país.

Con estos datos presentes, es importante resaltar que el porcentaje de indecisos (aquellos que aún no saben por quién votarán) y de quienes planean abstenerse debe rondar el 37.6% y el 30%, respectivamente, si se cumple la expectativa de que el 70% del padrón electoral emita su voto.

Para que una encuesta sea considerada precisa, cualquier encuestadora debe reflejar un 36.6% o un poco más como máximo de personas que se abstendrán de votar, y un 30% como mínimo. 

De otra manera: Una muestra de un grupo social significa seleccionar una parte de ese grupo para hacer una encuesta. Para que esta parte sea representativa, es importante que cada persona del grupo tenga la misma oportunidad de ser elegida. Por ejemplo, si un 30% de personas en el grupo se abstiene de votar, esa misma proporción debería estar en la muestra. Así, se asegura que todos, incluidos los abstencionistas, tengan una oportunidad justa de ser parte de la encuesta. Veamos un ejemplo para entender mejor esta afirmación.


A continuación, se muestra un ejemplo concreto utilizando una encuesta de Rubrum del 9 de mayo de 2024:

CandidatoPorcentaje
Claudia Sheinbaum     53.50%
Xóchitl Gálvez     33.10%
Jorge Álvarez Maynes       6.90%
Total     93.5%

 

En esta encuesta, podemos observar que el 93.5% de la muestra y por ende de la población votaría. Sin embargo, al sumar a los abstencionistas (considerando un 30% de abstención), obtendríamos un total del 123.5%, lo cual es imposible. Este resultado indica claramente una inconsistencia en los datos.

93.5% (votantes según la encuesta) + 30% (abstención) = 123.5%

Si restamos el 23.5% sobrante a la candidata que lidera la encuesta, obtendremos que Sheinbaum tendría el 30% de la preferencia electoral y Xóchitl Gálvez lleva la delantera con el 33.10%.

CandidatoPorcentaje
Claudia Sheinbaum     53.50%  – 23.5% = 30.0%
Xóchitl Gálvez     33.10%
Jorge Álvarez Maynes       6.90%
Abstención     6.50% + 23.5% = 30.00%
Total    100.00%

 


Es esencial que este tipo de discrepancias sean identificadas y analizadas críticamente para garantizar la integridad y precisión de las encuestas electorales. Se deben considerar múltiples fuentes y datos, así como evaluar la metodología utilizada por cada encuestadora puede ayudar a obtener una imagen más completa y precisa del panorama político en tiempos de elecciones. Prestar atención a aspectos como el tamaño de la muestra, el método de selección de los encuestados y el momento en que se lleva a cabo la encuesta, es fundamental para obtener resultados precisos y confiables.

Las encuestas pueden ser también, y lo son, un instrumento de manipulación.


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