Señales internacionales del fracaso

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Cada vez son más notorios los platos rotos que México paga por la estrategia fallida de Hugo López-Gatell en el manejo de covid-19. A diferencia de muchas otras naciones, donde la información y los recursos disponibles se movilizaron de manera adecuada para atenuar el impacto negativo de la pandemia en el bienestar de los hogares, las decisiones asumidas en nuestro país generan bolas de nieve en los costos de vidas humanas, salud y la economía de las familias asentadas en todos los estados de la República. Lo peor es que, a diferencia de 2020, las claras señales que comprueban el fracaso provienen de manera creciente del exterior.

En cuanto a los esfuerzos en la preservación de la vida, la Organización Mundial de la Salud deja muy mal parado a México. Incluso, con el subregistro de casos que día a día se anuncia en la conferencia vespertina encabezada por el mismo funcionario federal, en pocas semanas México escaló posiciones muy rápido en el ranking de los países con mayor letalidad por covid-19, ocupando ahora la tercera posición, con más de 158 mil lamentables fallecimientos reconocidos de manera oficial, tan sólo por detrás de Estados Unidos y de Brasil. Cifra dinámica sobre la cual muchos teníamos dudas de su veracidad, las cuales fueron confirmadas por el Inegi al exhibir que, en la realidad, existe un 45% de mayor mortalidad derivada de la pandemia a lo reportado por la Secretaría de Salud a los organismos internacionales.

En lo referente al acceso y aplicación masiva de la vacuna, el New York Times deja ver que México está al fondo de la tabla: nos encontramos entre las once naciones con menor población vacunada. Apenas 0.5 mexicanos de cada 100 ha recibido la primera inyección y —más grave aún— esta tasa se reduce a menos de 0.1 en quienes obtuvieron la segunda aplicación. Tan sólo para visualizar una fotografía del fracaso, España tiene casi cinco veces más vacunados y Brasil el doble. Esto, sin siquiera considerar a los países que ocupan los primeros lugares por su eficacia en la negociación con los laboratorios y los recursos instrumentados, entre los que se encuentran Israel, Baréin o Serbia, junto con Reino Unido, los Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.

La ubicación de México parece confirmar aquellos trascendidos en los que se acusaban supuestas resistencias en la estrategia del subsecretario López-Gatell por iniciar de forma oportuna los trabajos referentes a la adquisición de la vacuna. Resistencias que debieron ser superadas con una actitud más proactiva de la Secretaría de Relaciones Exteriores y que, a pesar de ello, hoy queda claro, ante el débil abasto, que le hicieron perder tiempo valioso al país en las negociaciones con los distintos laboratorios oferentes. Si a ello le sumamos que las pocas dosis conseguidas se han aplicado en parte a grupos distintos a los más vulnerables (ej. los servidores de la nación), poco optimismo puede haber en esta primera parte de la campaña de vacunación de que el país está protegiendo con eficacia a quienes más lo necesitan.

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La estrategia fallida de salud en la contención del covid-19 tiene su última expresión internacional con la decisión unilateral de algunos países de cerrar los puentes aéreos con México. Esto debido a las altas tasas de contagios que los pasajeros provenientes desde nuestro territorio estuvieron registrando en los controles sanitarios. Así, al prolongado cierre de cruces terrestres en la línea fronteriza con Estados Unidos, que ha impactado negativamente el dinamismo económico del norte del país, se suman ahora las afectaciones a las entidades federativas receptoras de turismo de playa porque dejarán de ver por varios meses la afluencia de turistas canadienses.

La Secretaría de Turismo alerta que esta medida tomada por el gobierno del primer ministro Justin Trudeau podría generar una “crisis económica profunda” y “hace votos” para que la medida sea retirada “lo más pronto posible”, cuando esta dependencia debiera, más bien, exigir al subsecretario López-Gatell dejar de lado el uso discrecional del semáforo epidemiológico e instrumentar las acciones que corten con efectividad las tendencias en las cadenas de contagio, al igual que lo han conseguido con mayor éxito otras regiones del mundo. Aquí la única pregunta abierta que queda es: ¿cuántas señales más requiere México para rectificar su estrategia contra el covid-19?


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