Respuestas a Trump: discurso vs. acciones

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En una de las cafeterías más concurridas de Nueva York, justo en el menú de platillos especiales, se promueven los “huevos San Benedicto poblanos”, la versión mexicana de los famosos huevos benedictinos. Los granos de maíz, el chile poblano y el chorizo sustituyen al tradicional salmón ahumado y a la salsa holandesa.

Recorrer bodegas en múltiples rincones de Estados Unidos es caminar pasillos interminables de productos mexicanos, de marcas que venden calidad, pero también nostalgia, particularmente a los mexicanos de primera generación. Desde refrescos embotellados hasta salsas, dulces, sopas, tortillas, aderezos, botanas y cientos de productos más. Para estas empresas mexicanas su mercado en Estados Unidos significa hasta 9.5 miles de millones de dólares. Además, se estima que actualmente más de dos tercios de los hogares en Estados Unidos utilizan algún ingrediente o comida mexicana.

El menú de comida mexicana es el tercero más popular de la industria restaurantera estadounidense. En 2014 se contabilizaron 54 mil restaurantes mexicanos en operación, representando 8.0 por ciento del total de la industria. Con datos de CHD Expert Group, se estima que en promedio cada uno de estos restaurantes tiene ingresos cercanos a 700 mil dólares anuales. La industria restaurantera en general en el país vecino simplemente no podría sobrevivir sin los mexicanos. Son sus trabajadores y en gran medida sus clientes.

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La muy probable candidatura de Donald Trump como presidencial del Partido Republicano en Estados Unidos, sus posibilidades para convertirse en el próximo presidente y de llevar a cabo algunas de sus propuestas, tendría consecuencias negativas para todos los mexicanos (los de aquí y los de allá). Por un lado, el discurso del odio hacia la comunidad mexicana que promueve este candidato, vulneraría a nuestra comunidad en Estados Unidos; por otro, las medidas proteccionistas para aislar a la economía estadounidense afectarían a la economía de ese país y a la de México.

La retórica de Trump debe ser combatida en el discurso con datos que sean capaces de persuadir a la sociedad estadounidense sobre las aportaciones de la comunidad hispana y mexicana a este país. Debemos promover una perspectiva de prosperidad en la que se presente a los mexicanos como una fuente de progreso. Las declaraciones estridentes en México, frente a medios mexicanos, personalizadas, que despiertan al ‘antiyanqui’ que muchos mexicanos aún llevan dentro, no ayudan en mucho y no son suficientes. La sociedad a la que debemos dirigir nuestro discurso es a la estadounidense.

Actualmente hay cerca de 35 millones de mexicanos en Estados Unidos, de los cuales ocho de cada diez nació en ese país o cuenta con residencia permanente autorizada y su poder de consumo es igual o mayor a los 819 billones de dólares.

De acuerdo con datos de la Oficina para el Comercio de la Presidencia norteamericana, la inversión directa de México hacia Estados Unidos fue de 14.9 miles de millones de dólares en 2012, teniendo un aumento de 14 por ciento desde 2011. El freno de la inversión mexicana en Estados Unidos afectaría también a trabajadores norteamericanos en este país.

Pero más allá de los datos que demuestran las enormes aportaciones de la comunidad mexicana a Estados Unidos, eso es sólo una parte de la estrategia. Adicionalmente se deben implementar acciones que ayuden a fortalecer a la comunidad en términos de su participación cívica.

Con el fin de que los mexicanos en Estados Unidos cuenten con plenitud de derechos, se requiere promover activamente la ciudadanización, vía organizaciones comunitarias, de aproximadamente 2.6 millones de mexicanos que son elegibles para obtenerla.

El llamado voto latino hoy representa a 27 millones de votantes. Actualmente menos de la mitad participan en las urnas.

La mejor forma de hacer frente a la retórica antiinmigrante es contar con una comunidad que tiene plenos derechos y los ejerce, es hacerle ver a la sociedad estadounidense los beneficios que recibe de los mexicanos y no pelear a gritos.

El desafío nos convoca a todos y la comunidad empresarial mexicana, con fuerte presencia en el mercado de Estados Unidos, así como las empresas estadounidenses con mercados significativos en México, no pueden quedar al margen.


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