Algo está pasando en el Partido Acción Nacional. De inicio, la renovación de la presidencia de su comité estatal en Puebla dejó una impugnación del candidato perdedor al considerar que hubo irregularidades; en la CDMX también se renovó la dirigencia estatal, pero no fue noticia; también hubo una sesión del Consejo Nacional y, para variar, tampoco fue algo que se difundiera ampliamente.
Si preguntamos a analistas va a ser difícil que recuerden alguna iniciativa que hayan presentado en alguna de las cámaras, tal vez recuerden la propuesta de presupuesto alternativo, pero no mucho más.
Y para colmo del panismo, las figuras relevantes son las más estridentes, como la senadora Lilly Téllez.
Eso sí, los grupos que tanto son criticando al interior del propio blanquiazul lograron no sólo quedarse con la dirigencia nacional con Jorge Romero, sino también con las de las entidades mencionadas al comienzo de esta colaboración.
Cómo estará la situación del partido que la noticia más relevante fue el regreso a sus filas de Germán Martínez Cázares luego de su paso por la 4T luego de renunciar al azul diciendo que el PAN no era socialmente útil.
Y con un presidente nacional cuestionado y –como se dio a conocer el mes pasado– con un par de investigaciones judiciales que lo involucran, no se puede esperar mucho más que discursos.
En momentos en que sectores sociales critican el papel de los partidos tradicionales en el escenario político, con un PRD que ya perdió el registro, un PRI que se achica en cada elección, un Movimiento Ciudadano que sufre el resultado de su apuesta por ir solo al pasado proceso electoral, muchos votantes esperaban más de la fuerza política que obtuvo 10 millones de sufragios para colocarse como la segunda sólo detrás de Morena.
Pero lo que estamos viendo es que siguen apareciendo los mismos panistas de siempre, tanto en las planillas para elegir a las dirigencias de sus distintos comités directivos, como en sus comisiones o en las candidaturas que compitieron el pasado junio; el blanquiazul sigue reaccionando a lo se dice desde Palacio Nacional o algún otro sector del partido oficial y ni siquiera en el tema de la militancia puede ofrecer algo positivo.
Y es que mantener el padrón en cifras ligeramente superiores a los 300 mil miembros, sólo le permite cumplir con el requisito legal, pero no aspirar a contar con una estructura de promoción o propaganda que le ayude tanto a mejorar su imagen o difundir sus propuestas –como es el caso de los “siervos de la nación” y lo que hacen por Morena– y hay que recordar que de esa militancia votó menos del 50% para elegir a su jefe nacional en noviembre pasado.
Claro que en los discursos de su recién electo presidente nacional se podrá escuchar que su llegada a la dirigencia azul molestó al partido oficial, que los ataques que recibe son prueba de lo preocupados que están por él, pero la pregunta que surge ante esto es: ¿eso garantiza que lograrán ganar más posiciones de las que actualmente tienen en 2027?
La llegada de nuevos partidos el año que entra podría quitarle algunos liderazgos al PAN, incluso si surge uno abiertamente declarado de extrema derecha, además de votos si no cambian la actual estrategia, pero parece que al panismo lo único que le preocupa es lo que pasa dentro de sus oficinas.
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