México vive una crisis de violencia sin precedentes. Aunque a nivel nacional se observa una tendencia a la baja en algunos indicadores delictivos, los datos revelados en La Guerra en Números presentan un panorama escalofriante sobre los homicidios dolosos en el país. En 2024, se registraron alrededor de 36,685 homicidios, lo que da un promedio diario de 100 muertes violentas por día. Este ritmo significa que cada 15 minutos alguien pierde la vida de manera violenta en territorio mexicano.
A pesar de los esfuerzos gubernamentales y las políticas de seguridad implementadas durante sexenios recientes, como el encabezado por Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), los números no mienten. Durante su gestión, se contabilizaron más de 17,595 homicidios dolosos, consolidando este periodo como uno de los más violentos en la historia reciente del país. El informe también detalla cómo esta ola de violencia ha continuado en los primeros meses de 2025, con cifras alarmantes que ponen en entredicho los discursos oficiales sobre el control territorial y la reducción de la inseguridad.
Las estadísticas reflejan disparidades entre regiones. Estados como Guanajuato, Baja California, Sinaloa y Chihuahua encabezan la lista de entidades con mayor incidencia de homicidios. Estos lugares han sido foco rojo debido a la presencia de cárteles de la droga, enfrentamientos entre grupos criminales rivales y la precaria coordinación institucional para combatir el crimen organizado. Por ejemplo, en 2024, Guanajuato reportó más de 1,720 homicidios, consolidándose como el epicentro de la violencia en México.
Contrastan zonas como Yucatán, Campeche o Baja California Sur, donde la incidencia de homicidios es significativamente menor. Sin embargo, incluso estas entidades no están exentas de riesgos, ya que la dinámica del crimen puede trasladarse rápidamente dependiendo de los movimientos de los grupos delictivos y la respuesta oficial.
El análisis del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) también destaca que, aunque otros delitos como el secuestro o la trata de personas muestran reducciones parciales, el homicidio sigue siendo el delito más letal y extendido. De hecho, representa más del 90% de los delitos violentos denunciados en 2024, superando ampliamente a feminicidios, extorsiones o lesiones graves.
Otro dato preocupante es el promedio mensual de víctimas: en mayo de 2025, se alcanzó un pico de 2,645 homicidios en un solo día, lo que refleja que la violencia no actúa de forma estable, sino que presenta oleadas intensas que saturan los sistemas de salud, judicial y de seguridad. Esta irregularidad complica aún más la posibilidad de diseñar estrategias efectivas para contenerla.
Los desafíos son múltiples. Además del combate al narco y sus redes de corrupción, se requiere una política integral que aborde las causas estructurales de la violencia: pobreza, desempleo juvenil, falta de oportunidades educativas y sociales, y la debilitada capacidad institucional. La sociedad mexicana clama por soluciones reales, no solo por cifras maquilladas o mensajes optimistas sin respaldo. Mientras tanto, los muertos siguen sumando, y cada nuevo día comienza con decenas de vidas truncadas por la guerra silenciosa que se libra en las calles de México.
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