La prórroga de 30 días acordada entre la Presidenta Claudia Sheinbaum y Donaldo Trump, para la aplicación del incremento del 25 por ciento a los aranceles, decretado de manera unilateral por el mandatario estadounidense, deberá servir al magnate instalado en la Casa Blanca para una profunda reflexión que lo lleve a poner los pies sobre la tierra; bastaron menos de quince días desde su toma de protesta, el pasado 20 enero, para que infinidad de voces no solo en el mundo entero sino en su propio país, se expresaran en contra de su acciones racistas, xenófobas y fascistas, mostrándole que la otrora nación más poderosa del mundo puede comenzar a tambalearse.
Miles y miles de latinos, pero también norteamericanos, salieron a las calles de las principales ciudades a manifestarse como nunca en la historia, en contra de un Presidente que a pesar de haber ganado en las urnas, se perfila a ser el más impopular en la historia contemporánea de la Unión Americana, sumando a la creciente inconformidad tanto a congresistas como empresarios estadounidenses, estos últimos que ya comienzan a percibir las repercusiones negativas a su economía de consumarse la deportación masiva de migrantes.
La tesis nacionalista esgrimida desde un principio con datos certeros y contundentes realidades por la Presidenta Claudia Sheinbaum, en el sentido de que su gobierno actuará con la cabeza fría, buscando todo por el diálogo y la negociación pero no de la sumisión, empieza a poner las cosas en su sitio.
Desde semanas atrás la mandataria mexicana dejó bien en claro que son los mexicanos y la comunidad latina un elemento básico no solo en el funcionamiento de la economía americana sino en el sostenimiento de su mercado interno.
Al iniciar las persecuciones en su contra, los cálculos de Trump se derrumbaron porque lejos de dejarse pisotear, miles y miles de migrantes salieron a las calles a protestar, amén de abandonar sus trabajos habituales, absteniéndose de acudir a los establecimientos mercantiles de conocidos consorcios trasnacionales, como respuesta a las violentas e ilegales deportaciones. El panorama de calles y comercios vacíos, no pudo ser más contundente anticipando lo que espera a la iniciativa privada de los Estados Unidos, si el errático y visceral Trump sigue adelante con sus disparatas ordenes ejecutivas.
En el acuerdo alcanzado entre la Presidenta Sheinbaum para dejar en un impasse la aplicación de los abusivos y absurdos aranceles a su más importante y estratégico socio comercial, estuvo el establecer dos mesas de trabajo en temas de seguridad y comercio; en reciprocidad y en el marco de la colaboración para evitar la entrada de fentanilo a los EU, se acordó el envío de 10 mil elementos de la Guardia Nacional a la frontera norte a cambio de que las autoridades norteamericanas inicien acciones para detener el flujo de armas a nuestro país, con las cuales los cárteles de la droga han alcanzando tal poder de destrucción y violencia.
Este diálogo al más alto nivel seguramente ha sido valorado por el vecino país, tras percibir el apoyo que Sheinbaum Pardo está teniendo tanto de gobernadores como de sindicatos independientes como el SME, organizaciones sociales y cámaras empresariales, comprometidas a sacar adelante a México mediante un Plan “B”, “C” y los que se requieran para hacer entender a un socio comercial autoritario e irracional, que si alguien se ha beneficiado con los tratados comerciales han sido los Estados Unidos, porque en nuestro país desde la entrada en vigor del TLCAN, la pobreza y la desigualdad se acrecentaron en contraparte a la expansión y ganancias escandalosas de las multinacionales. Si Trump no quiere libre comercio, México tiene listas otras opciones. Así de sencillo.
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