¿Deben Quedar de Seguridad Pública los Municipios?
Así no Mejorará la Situación que se Vive en el País
Ninguna Nación Democrática ha Suprimido tal Instancia
Resulta por demás evidente que el Sistema Nacional de Seguridad Pública, implantando y bajo constantes adecuaciones desde 1994, no ha dado los resultados esperados. Entre desapariciones forzadas, ejecuciones, secuestros y una gran cantidad de delitos del fuero común, las autoridades se han visto rebasadas y, el diseño implementado acusa fuertes limitaciones.
De ahí que provino -entre otras ideas-, el mal llamado Mando Único Policial. Una cosa es cierta: se requiere la construcción de un modelo que permita un combate más eficaz a la criminalidad, la pregunta obligada consiste en advertir ¿dejando fuera del tema de Seguridad Pública a los Municipios, mejorarán las cosas?, desde ahora me atrevo a afirmar que no, en tanto que el problema debe observarse desde una perspectiva amplia, integral e incorporando objetivos sustentados en bases teóricas y prácticas.
En ningún país democrático que se precie de contar con un estado de derecho, se ha suprimido esa instancia, pues al tener a su cargo de forma concurrente el área de la prevención del delito, que permite la participación social, posibilita conocer de primera mano los elementos criminógenos del delito e implementar acciones para anticiparse a su comisión.
No ignoramos dos cuestiones esenciales, la primera consiste en la incapacidad de un buen número de Municipios para prestar el servicio, situación que no requiere reforma alguna, en este punto está obligado el Estado a entrar en auxilio de ellos y; por otra, la necesidad de establecer un modelo de policía de proximidad, homogéneo, profesional e institucional.
Desde esta perspectiva, considerando la posición de Acción Nacional que establece las bases de que sea un sistema mixto, flexible y subsidiario, analizando la problemática existente arribamos a la conclusión que tenemos instituciones frágiles, en términos generales policías corruptas y, el manejo de la seguridad se encuentra en mandos que únicamente obedecen a sus superiores jerárquicos, formando grupos o equipos sin ningún sentido institucional. De los Ministerios Públicos, mejor ni hablamos, sus deficiencias dolosas o producto de la negligencia son evidentes.
En esa tesitura ¿qué hacer?, pues independientemente de que la propuesta del Mando Único Policial, por sí solo no resuelve el problema, por el contrario, en algunos aspectos encontraríamos situaciones de mayor complejidad, no obstante, el tema da pauta para impulsar necesarias acciones como la adopción de políticas públicas en materia de prevención, definir los modelos policiales, reducir la corrupción policial, establecer un sistema de profesionalización y proyecto de vida a los policías, la optimización de los recursos públicos y el fortalecimiento de las capacidades institucionales, entre otros.
La Seguridad Pública implica el bienestar de la sociedad, la célula básica de la sociedad es la familia, el hogar y, la extensión de la casa familiar es el Municipio. Desde esa óptica, lo óptimo sería fortalecer ese ámbito de gobierno, pues de su vigor depende el desarrollo social.
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