Según la Contraloría General del DF más allá de la L12 no hay corrupción ni nada que sancionar ni auditar en el GDF y delegaciones, o al menos nada que presumir.
Esta semana rindió su segundo informe de actividades el jefe de Gobierno, de entrada debe agradecérse lo mesurado de su despliegue propagandístico al no haber inundado la ciudad con su imagen, a diferencia por ejemplo del típico ejercicio del culto al ego y proselitismo emboscado en el que se han convertido los informes en los años recientes. No pienso perderme en la clásica crítica de lo que dijo, pues eso será materia de la glosa y las comparecencias futuras. Prefiero orientar la reflexión a los silencios de GDF.
Destacó, sin ofrecer soluciones ni comprometer fechas de entrega, las razones que le obligaron a suspender el servicio de la Línea 12. Pero más allá de ese fiasco, nada dijo sobre los conductores ebrios, los vagones con puertas abiertas y las constantes interrupciones en el servicio. Si bien ha confirmado a Joel Ortega al frente del organismo, nada dijo sobre el sabotaje que éste señala como causa de dichos factores. Tal pareciera que el STC Metro funciona como reloj suizo en toda la ciudad excepto en el tramo de la Línea 12.
Otro tema del que nada dijo fue sobre el desarrollo urbano —ni en la rama de Seduvi, ni en el tramo del Invea, ni el de la PAOT— en una ciudad donde uno de sus principales males son las obras irregulares y la corrupción en materia inmobiliaria. Nada se dijo haber hecho, ni se ofreció hacerlo en un futuro. Esta omisión resulta altamente preocupante. No es con la actitud de avestruz como vamos a solucionar los problemas del crecimiento de la ciudad, en esta materia el cambio debe ser total e integral.
Tampoco habló nada sobre el agravio del 2 de septiembre, cuando los convidados del presidente Peña Nieto invadieron el Zócalo capitalino y le dieron uso de estacionamiento público, abuso de poder que ni siquiera en las épocas del priato y regentes capitalinos se había presentado; y mucho menos desde 1997, ni media sílaba, y eso que el pleno de la ALDF había exhortado al GDF a reclamar el hecho y multar a los abusivos usurpadores del espacio público.
En materia de transparencia y combate a la corrupción, más allá de la promesa de aplicar la ley en el caso de la Línea 12, encontramos otro gran silencio. En un mensaje de 43 páginas con 51 mil 10 caracteres y 10 mil 43 palabras, sólo una vez se mencionó el vocablo corrupción y dos el de transparencia. O sea que, según la Contraloría General del GDF, más allá de la Línea 12 no hay corrupción ni nada que sancionar ni auditar en el GDF y delegaciones, o al menos nada que presumir y merezca haber sido mencionado.
Como sea, se agradece lo sobrio del mensaje al no haber sido el culto al ego del gobernante y una oda al PRD. Y me quedo con la frase: “este gobierno no milita”, eso se reconoce y agradece, con todos sus aciertos y defectos, con sus errores y omisiones; este es un gobierno diferente y con el que tiene sentido el diálogo y la política, la que alejada de la frivolidad mediática y del debate estéril en medios de comunicación puede lograr avances para la ciudad.
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