El trabajo digno es una condición de los derechos humanos. Es el medio a través del cual una persona puede asegurar las necesidades básicas y tener acceso a una calidad de vida.La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que “toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil”. Mientras que la Organización Internacional del Trabajo indica que el “trabajo decente sintetiza las aspiraciones de las personas durante su vida laboral. Significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que genere un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las familias”.Sin embargo, la falta de un trabajo decente, sumado al incremento de las tasas de desempleo, son condiciones que vulneran a los y las trabajadoras, a sus familias y su entorno social, para la construcción de una vida digna.Los daños sociales que conlleva no contar con un trabajo digno son catastróficos para una sociedad que busca el bienestar de todos sus integrantes, sin embargo, cuando las condiciones de trabajo son vulneradas por el propio gobierno, se debe levantar la voz y exigir un cambio.Lo cual me lleva a hablar del Movimiento 469, integrado por poco menos de 10 mil trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México y de distintas alcaldías, quienes hoy tienen un salario de 1,380 pesos quincenales, para vivienda, alimentación, educación, entre otros. Con menos de 4 mil pesos al mes deben lograr y garantizar la seguridad de sus familias.Este movimiento antecede a la actual administración de Claudia Sheinbaum. En el sexenio pasado se prometió a los trabajadores eventuales del Gobierno de la Ciudad que se les daría una base para garantizar un mejor ingreso y prestaciones; vale decir que no se ejecutó de la mejor manera y las intenciones quedaron en el tintero.Lo cual nos lleva al actual gobierno, quien hizo guiños de apoyo durante la campaña, pero han pasado tres años sin que los trabajadores tengan una solución a sus demandas. Las cuales, vale decir, son de lo más lógicas y sensatas. No buscan un beneficio particular ni una excepción a las políticas, sólo buscan un trabajo digno y seguridad social.Desde el Congreso de la Ciudad de México podemos hacer mucho por ellos. En nuestra función de intermediarios, podemos coordinar la instalación de mesas de trabajo con el Gobierno de la Ciudad para lograr una solución que convenga a los afectados y reivindique sus derechos laborales para el reconocimiento y homologación de su nivel salarial.Estoy seguro que la administración de Claudia Sheinbaum aceptará de inmediato la instalación de las mesas de trabajo. ¿Cómo podría negarse si pregonan ser un gobierno de derechos? No hacerlo los exhibiría como unos hipócritas de primera.No apoyarlos es voltear hacia otro lado. Es equiparable a una condición de explotación laboral que se ejecuta desde el propio Gobierno de la Ciudad de México y de las alcaldías.Un gobierno, como el de Morena, que condenó la explotación laboral a través del outsourcing e impulsó sendas reformas para regularlo, no tiene excusa para no apoyar esta deuda para la dignificación laboral del Movimiento 469.
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