Tragedias que no deben suceder

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La explosión del pasado jueves [29 de enero del 2015] que destruyó el Hospital Materno Infantil de Cuajimalpa, mató a dos menores y a una mujer y dejó más de 70 heridos, es consecuencia de un sistema anacrónico y muy inseguro de distribución de gas basado en el transporte en camiones tanque (pipas) y camiones de carga que reparten cilindros de gas.

Prácticamente en todas las grandes ciudades del mundo la distribución de combustibles (gasolinas, diésel, gas natural y también gas LP) se transporta mediante una red de tuberías que lo hace mucho más eficiente y seguro. Los tanques estacionarios se emplean normalmente en zonas rurales o apartadas. Este tipo de tragedias pueden evitarse si modernizamos los sistemas de transporte de los combustibles.

En la Ciudad de México circulan diariamente 3 mil pipas de gas LP y cerca de 4 mil camiones de reparto de cilindros. Estos vehículos realizan las operaciones de carga y de venta en horas hábiles contribuyendo a un mayor tráfico y, por supuesto, a un altísimo riesgo en todas las vialidades de la metrópoli. Se estima que existen más de 8 millones de cilindros y cerca de un millón de tanques estacionarios. De acuerdo a informes recabados por Ciudad Posible A.C., la mayoría de estos tanques han rebasado su vida útil y representan un alto riesgo para la sociedad.

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La introducción de tuberías para gas natural apenas alcanza un 17% del suministro de gas en la ciudad, con una serie de problemas originados principalmente por extorsiones y corrupción de autoridades municipales y delegacionales.

Además de los problemas de alto riesgo que implica el transporte de combustibles en vehículos, tenemos también el problema de la eficiencia. Así como en las gasolineras no nos venden litros de a “litro”, tampoco los camiones tanque de reparto de gas LP nos entregan kilos de a “kilo”. Hay mermas en todo el trayecto de venta de combustibles. El transporte en tuberías permite eliminar estas pérdidas porque cada quien puede observar y verificar su sistema de medición de consumo de gas.

Hace apenas dos meses, recordando el 30 aniversario de la explosión de San Juanico que mató a 503 personas e hirió a más de 7 mil, decíamos que después de esa terrible experiencia y con el paso del tiempo, las cosas están aún peor. ¿Cómo es posible que no aprendamos a pesar de la terrible tragedia que vivieron miles de familias? Hicimos una investigación y pudimos constatar en el campo que las condiciones de riesgo aumentan día a día por el desorden e incumplimiento de la normatividad, principalmente, porque se volvieron a instalar más gaseras y se ha permitido la construcción de viviendas a distancias menores a las establecidas por seguridad.

El crecimiento anárquico y desorden urbano en la zona metropolitana aumentan aún más el riego en el transporte de combustibles debido al mal estado de las vialidades, los embotellamientos y la falta de espacios adecuados para las operaciones de carga. También hemos podido constatar que algunas empresas gaseras distribuyen a través de terceros, muchas veces empresas “patito” que no cuentan con las certificaciones de ley, que cargan gas en la vía pública a microbuses y otras operaciones altamente riesgosas.

Además de las ventajas que ofrece la transportación de gas por tubería, el gas natural es más económico, tiene menos emisiones y en caso de fugas domésticas o en la vía pública, es más seguro; esto se debe a que el gas natural es menos pesado que el aire y se disipa más rápido. En cambio, el gas LP, al ser más pesado que el aire, forma “bolsas” de gas muy explosivas. Muchos pensarán que el problema de los hundimientos del suelo en la Zona Metropolitana del Valle de México pueden afectar el sistema de distribución del gas natural; sin embargo, las tecnologías con las que se aplica, garantizan estándares altos de seguridad.

Por lo anterior, proponemos que las autoridades del DF y de los municipios conurbados verifiquen las condiciones de operación de las empresas concesionarias de gas LP: supervisen el estado de operación de todos los tanques estacionarios y cilindros de gas que hay en la ciudad, cancelen los permisos y concesiones a quienes no cumplan la normatividad, y, finalmente, impulsen y apoyen la instalación de las redes secundarias de gas natural, que permitan acelerar la incorporación de más usuarios en toda la Zona Metropolitana.

Las empresas de gas LP pueden transitar gradualmente también a abastecer por tuberías tanto gas LP como gas natural.


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