El secuestro del futbolista Alan Pulido vuelve a poner a Tamaulipas en el centro de la información. Un joven deportista es privado de su libertad por alguna de las bandas que tienen bajo su poder la vida en ese estado. Es nuevamente la desgracia extendida por años la que se pasea por aquella entidad con la inacción cómplice de las autoridades locales.
Tamaulipas es un estado que siempre ha sido gobernado por el PRI. Esta parece ser parte de su desgracia, pues en lugar de erigirse en autoridad, el priismo tamaulipeco funciona como si fuera una banda criminal. De hecho, dos de sus más recientes ex gobernadores tienen problemas con la justicia norteamericana. La gente en Tamaulipas está cansada. Cansada de huir, de esconderse de no poder tener acceso a una vida normal. Hay oficialmente reportados 3 mil ranchos abandonados, hay lugares que parecen pueblos fantasma.
No hace mucho en Ciudad Victoria, amanecieron arrancadas todas las cámaras de videovigilancia. En esa ciudad reside el gobernador, un hombre que está en el gobierno porque a su hermano lo mataron a unos días de las elecciones en 2010. Tamaulipas ha sido el primer lugar en secuestros. La violencia es parte de la vida cotidiana. Los jóvenes que viven en ese estado no tienen vida nocturna. Tienen que ir a otro lado para divertirse. El caso de Pulido, un joven estrella, es un ejemplo de que el crimen no se detiene con nadie. Qué tristeza, no se puede ser joven en Tamaulipas.
Es un estado con enorme riqueza natural, tiene mar, puerto, gas, ganadería, Huasteca, agricultura, frontera con Estados Unidos. A pesar de todo eso, la gente huye de su estado porque no puede vivir ahí. El crimen campea, el miedo es parte de la vida diaria. ¿Regresará con bien del trabajo, de la escuela? Se pregunta la gente sobre sus familiares. Ese tipo de preguntas son parte de la desgracia de vivir en un estado sin gobierno porque está rendido ante los criminales.
A veces no se entiende qué motivación puede tener alguien para querer gobernar ese estado o ser presidente municipal. El riesgo es enorme. Sin embargo, las encuestas coinciden en que después de más de 80 años de gobiernos priistas, el próximo domingo, los tamaulipecos le darán el triunfo al panista Francisco García Cabeza de Vaca. Ojalá sea así porque los tamaulipecos se merecen un mejor mañana y tener un gobierno que les rinda cuentas a los ciudadanos y no a los delincuentes En su campaña, el PRI ha llegado al cinismo de denunciar la presencia del narco en la entidad y en las elecciones. El PRI niega su propia historia en la entidad. Uno de sus gobernadores, de hace unos cuantos años, es buscado por la Interpol; el otro no puede entrar al país vecino. El candidato del PRI, Baltazar Hinojosa, ofrece cero tolerancia ante el crimen. Tendría que empezar por aprehender a sus compañeros de partido. Por eso nadie le cree.
Por lo pronto, la tragedia y la desdicha vuelven a enseñorearse en Tamaulipas.
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