Mujeres y política

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Es necesario que realmente le apuesten a las mujeres, a la promoción y fortalecimiento de liderazgos femenino.

Han pasado poco más de seis décadas desde que en nuestro país se reconoció el sufragio femenino (1953) y aunque se han registrado algunos avances que no podemos desconocer, todavía estamos muy lejos de alcanzar condiciones mínimas para el desarrollo personal y profesional de las mujeres.

Es triste decirlo, pero además de la terrible violencia que siguen padeciendo como consecuencia de la aún muy arraigada cultura machista, también son objeto de discriminación como claramente se refleja en el limitado número de espacios de decisión que ocupan tanto en el sector público como en el privado.

Para poner un ejemplo, en el gabinete de Peña Nieto únicamente hay 4 secretarias de Estado, de los 11 Ministros de la Suprema Corte sólo 2 son mujeres, en la actualidad no hay ninguna gobernadora, en el ámbito municipal 7 de cada 100 son alcaldesas, y el Congreso está integrado por 187 diputadas (37.4%) y 44 senadoras (34.6%).

En este último punto vale la pena recordar que a pesar de que en la legislación vigente en 2012 se establecía que cuando menos el 40% de las candidaturas a la Cámara de Diputados y al Senado tenían que ser del mismo género, los partidos buscaron darle la vuelta, pero gracias al intenso activismo de un grupo de mujeres que derivó en la histórica sentencia 12624 del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, finalmente tuvieron que cumplir.

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Recientemente se dio otro paso muy importante al incorporarse en el artículo 41 de la Constitución la paridad en la postulación de candidaturas a legislaturas federales y locales, lo que no estuvo fácil ya que fueron muchas las resistencias a vencer, y no faltó quien por el contrario propusiera la eliminación de las cuotas de género (con lo que estaría de acuerdo siempre y cuando logremos primero poner el piso parejo pues precisamente de eso tratan las acciones afirmativas).

Sin embargo, debemos estar conscientes que para que la paridad cumpla con su propósito, no basta con que los partidos cubran las cuotas –más a fuerzas que con ganas- o llenen las redes sociales de mensajes por el Día Internacional de la Mujer. Mucho menos que traten de suplir el respeto y reconocimiento que merecen, con rifas de electrodomésticos, cortes de pelo o manicure.

Es necesario que realmente le apuesten a las mujeres, a la promoción y fortalecimiento de liderazgos femeninos, a invertir en su capacitación, a asignarles cada vez mayores responsabilidades y a empoderarlas como parte de una estrategia integral y no de manera aislada o excepcional como generalmente ocurre.

Por eso es una buena noticia que poco a poco lo esfuerzos se vayan multiplicando, como el de un grupo plural de senadoras (Marcela Torres Peimbert, Alejandra Barrales y Cristina Díaz) que decidieron trascender sus posiciones políticas y la coyuntura electoral para organizar el foro “+ de 1000 Mujeres por México”, o que cada vez más hombres se estén sumando al movimiento #HeForShe. La igualdad de género no puede ser un asunto exclusivo de mujeres, la lucha contra la violencia y la discriminación nos compete a todos.


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