Mordazas oficialistas a los críticos ¿Qué hacer?

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Por: Salvador I. Reding Vidaña

La política mostrada por la administración de López Obrador, respecto a la libertad de crítica, es más que preocupante. No sólo no la aceptan, sino que los críticos son objeto de ataque tanto de los bots y fanáticos en redes sociales, de sus corifeos en medios, como directamente por los funcionarios objeto de señalamientos desfavorables, comenzando por el propio presidente y sus insultos.

Periodistas y medios de comunicación han sido objeto de agravios presidenciales, ya no por opinar desfavorablemente sobre su administración, sino por el solo hecho de publicar información que contradice la que dan al aire él y sus voceros. Señalar los errores de política, de acciones a tomar o ya tomadas, provoca verdadera histeria, agresiones y desmentidos, pero desmentidos que no dan información válida, sino solamente argumentos salidos de la nada, y claro, ofensas.

Los medios de comunicación nacionales tienen así un serio problema, tanto en su misión noticiosa como de acción editorial. Y los periodistas de opinión lo tienen ya de manera personal, poniendo en riesgo su medio de subsistencia, su puesto o empleo, y hasta su seguridad personal, por posibles agresiones.

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Por otra parte, el ciudadano común que informa u opina criticando a López Obrador o a su gabinete, es también objeto de agresión y hasta de amenazas, cuando publica en redes sociales, en especial en Facebook o en Twitter. Los fanáticos de Amlo y su Morena, no soportan la crítica, y están muy alertas para echársele encima oprobiosamente al crítico.

Y hay algo muy preocupante, y es que en ambas redes, Facebook y Twitter en México, hay infiltrados seguidores de Amlo y de los fanáticos de la llamada ideología de género y de la cultura de la muerte. Por publicar opiniones o simples datos en defensa de la vida, la familia y el matrimonio naturales, pueden ver bloqueadas sus publicaciones y hasta sus cuentas, sin que ese bloqueo obedezca a políticas formales de esas redes. Es un verdadero sabotaje. Y lo mismo pasa por criticar al lópezobradorismo.

Sin embargo, es muy importante no dejarse intimidar o derrotar por estas acciones en contra de la libertad de expresión. Pero todo ello debe hacerse inteligentemente, lo implica hacer crítica formal, seria y respaldada en datos, dichos y números reales, y comprobables, si es necesario.

Atacar visceralmente, con insultos y mentiras no solamente es indigno de quien lo hace, sino que resulta contraproducente. El insulto, aunque nos cause risa, en vez de convencer, provoca represalias en el mismo tono y hasta peor. Ni siquiera, en general, convence el insulto a quienes son simples observadores, que no toman partido, sino que a la gente «decente» le repugna. No es por allí.

Otra cosa que se debe evitar, por las mismas razones, es la invención y difusión de noticias falsas. Hay quienes se dedican a inventarlas, las «fake news», cuando ni siquiera se necesitan para descalificar acciones erróneas de gobierno, éste genera suficiente material de denuncia y crítica sin ayuda de nadie. Y muchas personas comparten esas fake news porque les gustan, sin ponerlas en duda o verificarlas.

La crítica debe ser racional, con respaldo y en lenguaje convincente, y así puede tener algún efecto. Debe ser un llamado a la reflexión. Este es el caso de la denuncia sobre el incumplimiento de las promesas de campaña, exponer los hechos con claridad. Ejemplo ideal es el reiterado ofrecimiento de bajar el precio de los combustibles, cosa que no sucedió.

Es importante la crítica, sobre todo porque implica desenmascarar a Amlo y a Morena, en sus manipulaciones populistas de campaña y de actos y declaraciones de gobierno. Es ciertamente importante develar la verdad y que los millones de votantes que sin ser partidarios de Amlo se dejaron embaucar y seducir por Amlo y Morena, para darles sus votos en julio de 2018, reflexionen en función de las próximas elecciones de este 2021, y de la opinión sobre la actualidad del gobierno y del país.

Los reclamos, denuncias y exigencias de los ciudadanos y de sus organizaciones, políticas y de la sociedad civil, son muy importantes ante el autoritarismo sectario del gobierno de López Obrador. Decir “no estoy (o estamos) de acuerdo” hace notar a los autoritarios que no pueden engañar al “pueblo sabio”, y que las acciones y políticas contra el bien común no son aceptables.

La manifestación en vía pública es otro medio de ir contra la mordaza, y debe hacerse de manera digna, dentro de la Ley y de manera tanto directa como respetuosa. Debe ser astuta para no provocar la represión oficial, y suficientemente popular, para que los medios de comunicación, a pesar de mordazas y miedos, merezca “dar nota”. Que no sea ni ignorada ni minimizada, como ha sucedido tantas veces.

Pero los señalamientos de mentiras, falsedades y errores de gobierno las denuncias y también la oferta de políticas de verdadero apoyo al bien común, hay que insistir, deben ser hechos con dignidad, astucia y perseverancia, no dejarse intimidar y mantener la oposición crítica viva y bien activa, tanto institucional como personalmente, como sencillos «ciudadanos de a pie». No dejarse ni intimidar ni amordazar.


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