Durante abril de 2025, se registraron 49 feminicidios en México, según datos proporcionados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Aunque esta cifra representa una disminución respecto al mes anterior, sigue siendo alarmante y refleja la gravedad del problema de violencia de género en el país.
De acuerdo con el informe, entre enero y abril de este año se han contabilizado un total de 212 casos, lo que equivale a una reducción del 22% en comparación con el mismo periodo de 2024. Pese a esta leve tendencia a la baja, las estadísticas acumuladas desde diciembre de 2018 revelan que en los sexenios de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Claudia Sheinbaum Pardo (CSP) se han registrado 5,962 feminicidios, de los cuales 5,549 ocurrieron bajo la administración de AMLO y 413 durante el gobierno actual.
El Estado de México destaca como la entidad con mayor número de feminicidios en el sexenio de Sheinbaum, alcanzando 46 casos. Este dato no solo encabeza la lista nacional, sino que también pone sobre la mesa la necesidad urgente de políticas públicas más eficaces para combatir la violencia contra las mujeres en esta región. Durante el sexenio de AMLO, el 13% de los feminicidios totales tuvo lugar en el Estado de México, consolidándolo como un «foco rojo» en materia de seguridad y derechos humanos femeninos.
La evolución histórica de los feminicidios muestra cierta estabilización en los últimos años. En 2022 comenzó una tendencia descendente que se mantuvo en 2023 y 2024, con 851 y 649 casos respectivamente. No obstante, esto no es suficiente para considerar que el problema está bajo control. Por ejemplo, en abril de 2024 se reportaron 64 feminicidios, mientras que en abril de 2025 esa cifra bajó a 49, lo que representa una disminución del 23%.
A nivel nacional, entidades como Nuevo León, Ciudad de México, Veracruz, Jalisco y Puebla también figuran entre las más afectadas, aunque con diferencias significativas respecto al Estado de México. Estas estadísticas subrayan la importancia de implementar estrategias regionales específicas que aborden las causas profundas de la violencia de género.
En un contexto donde cada vida perdida representa una tragedia irreparable, las autoridades enfrentan el reto de transformar estas cifras en acciones concretas. Programas de prevención, educación en igualdad de género, mayor capacitación policial y justicia pronta y expedita son clave para revertir esta situación.
Mientras tanto, organizaciones civiles y colectivos feministas continúan exigiendo respuestas inmediatas, visibilizando casos y presionando por cambios estructurales. La sociedad mexicana debe movilizarse no solo en protesta, sino también en conciencia colectiva: el feminicidio no es solo un problema de seguridad, sino un ataque directo a los derechos humanos y a la dignidad de las mujeres.
¿Será este descenso en las estadísticas el inicio de un cambio sostenido? Solo el tiempo y, sobre todo, la acción decidida de todos los actores sociales y gubernamentales, podrán responderlo.
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