Los Tajamares de la Ciudad de México

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La delegación Miguel Hidalgo alberga el conflicto ambiental que puede convertirse en el Tajamar de la Ciudad de México.

En la tercera sección del Bosque de Chapultepec fue colocada una malla ciclónica en el predio ubicado en Montes Apalaches 525, con una extensión de 4 mil 799 metros cuadrados de área verde, dentro del pulmón más grande del país.

Se trata de una polémica que data de hace más de 20 años sobre la posesión legal del predio, entre el Gobierno de la Ciudad de México y la empresa Inmobiliaria Trepi.

Si bien es cierto que la inmobiliaria ha logrado acreditar ser propietaria del terreno, aún permanece una zona gris poco clara y con definiciones endebles sobre el uso que se le puede dar al espacio y, en consecuencia, la alarma por la posible construcción de un complejo habitacional.

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Vecinos de colonias como Lomas de Chapultepec y Lomas Virreyes han lanzado una alerta a las autoridades delegacionales y centrales, pues la colocación de la malla ciclónica anticiparía el inicio de un proceso urbanizador que devastaría uno de los más grandes bosques de América Latina.

La preocupación no es menor. Aunque la Consejería Jurídica local se ha manifestado en contra de cualquier edificación argumentando que se trata de un área de valor ambiental, lo cierto es que es alarmante que un terreno de dicha magnitud del Bosque de Chapultepec pertenezca a un particular.

Recapitulando los hechos. En junio de 1992 se publicó un Decreto Expropiatorio por parte del Presidente de la República, en el cual se declaró Área de Valor Ambiental una superficie de 85 hectáreas en la tercera sección de Chapultepec, que incluye el predio en cuestión.

Sin embargo, en junio de 1999 la Inmobiliaria Trepi demandó al gobierno del entonces Distrito Federal la reversión de un inmueble dentro del Área de Valor Ambiental, argumentando que no se había cumplido con la causa de utilidad pública.

Todos los mecanismos legales a los que acudió el particular fueron otorgados en su favor, por lo que el Tribunal de lo Contencioso Administrativo dio la razón ante la falta de demostración de utilidad pública al momento de expropiación, y le devolvió la posesión.

Es así que la inmobiliaria es dueña legal y legítima de una importante porción del Bosque de Chapultepec, y con un pie adelante para iniciar la edificación de cualquier proyecto de vivienda de enorme magnitud.

Pero queda la duda del alcance legal de la sentencia sobre el uso de suelo del predio, pues antecede el Plan Parcial de Desarrollo Urbano de la Delegación Miguel Hidalgo de 1982, que establece que en la zona sólo pueden existir jardines y parques de barrio.

La última palabra la tendría la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a la cual el gobierno capitalino ya dijo que acudirá para que se pronuncie sobre el uso que la inmobiliaria le puede dar a la zona.

Mientras tanto, vecinos y ambientalistas alistan ya la batalla para evitar que en la ciudad se geste un conflicto ecológico y ambiental al más puro estilo del malecón Tajamar, en Cancún.

Lo menos que se debe esperar es la misma acción contundente del gobierno de la ciudad y delegacional en la defensa del área verde.


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