Lectura de los cambios en el gabinete

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Por: Marcos Pérez Esquer

El gobierno federal anunció esta semana cinco cambios en el gabinete. Si se leen con cuidado, este tipo de modificaciones en la estructura administrativa siempre revelan alguna intencionalidad que no se señala expresamente.

En esta ocasión, tenemos que a Rogelio Jiménez Pons, lo mandan de Subsecretario de Transportes. Esto parecería un ascenso si consideramos que viene de ser Director de Fonatur, sin embargo, ocurre precisamente lo contrario; sabemos que el presidente López Obrador más que cargos, suele asignar encargos; en ese sentido, como titular de Fonatur, Jiménez Pons estaba encargado del mega proyecto insignia del este gobierno, que es la construcción del Tren Maya, y eso, para el presidente, es algo muy importante.

Es algo muy importante y no podía permitir que siguiera por tan mala ruta. Y es que desde hace tiempo ha quedado claro que se trata de un proyecto con pésima o nula planeación, y plagado de improvisaciones.

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De hecho, el proyecto ha sufrido 23 cambios; inicialmente iba a ser una asociación público privada (APP), en la que el 90% de la inversión sería privada y el 10% pública, y esto cambió por instrucciones del presidente a 70% público y 30% privado, es decir, dejó de ser una  APP para convertirse en una empresa pública propiedad del Ejército (como el nuevo aeropuerto), que tendrá por objeto sufragar las pensiones de los militares. Pero también cambiaron aspectos como el trazo, supuestamente porque encontraron que el suelo es inestable, lo cierto es que encontraron cenotes, ¡a estas alturas se están enterando que en la península yucateca hay cenotes!

Pero lo peor es que con todos los cambios y con los más de 5 meses de retrasos, el costo de la obra se incrementó en un 47% pasando de un presupuesto inicial de 140 mil millones de pesos, a más de 200 mil millones de pesos. Claro que con todo esto, el relevo de Jiménez Pons era de esperarse.

Ahora a Fonatur, y por lo tanto a encargarse del Tren Maya llega Javier May Rodríguez, quien venía desempeñándose como Secretario de Bienestar. Parecería un descenso, pero no, insisto en que el presidente considera algo muy importante lo del Tren Maya, y confía en que Javier May lo saque adelante. May es un Senador por Tabasco que pidió licencia para encargarse del programa Sembrando Vida, y después asumir como titular de la Secretaría de Bienestar. Ha sido diputado local y dos veces alcalde en Tabasco. Es gente de toda la confianza del presidente. De hecho alguna vez presentó su renunciar y el presidente no se la aceptó.

En su relevo llega como Secretaria de Bienestar Ariadna Montiel Reyes, quien venía fungiendo como Subsecretaria de Bienestar. Es una operadora política que ha sido diputada local y federal, y senadora suplente. Viene del movimiento estudiantil, del Consejo General de Huelga de la UNAM, del año 2000. Su perfil anuncia un reforzamiento del carácter clientelar y electorero que se ha venido dando a los programas sociales. Pesa sobre ella que fue quien dijo que había encontrado “niños fantasma” en las estancias infantiles, y nunca pudo demostrarlo, en realidad las recomendaciones de auditoría consistieron en aspectos como “usar bote de basura con tapa”, “usar uñas cortas y sin esmalte”, “usar cubrebocas al servir alimentos”.

En su lugar, como Subsecretaria de Bienestar asume María del Rocío García Pérez, quien hasta ahora despachaba como Directora General del DIF. También trae algunas culpas a cuestas: Es nada más y nada menos quien ha sido acusada de exigir la entrega de entre el 2% y el 4% del sueldo de más de mil de sus colaboradores en el DIF.

Y bueno, para enviar a Jiménez Pons a la Subsecretaría de Transportes, tuvieron que remover a Carlos Morán Moguel, a quien envían al cargo de Director General del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el “Benito Juárez”, es decir, no el que se está construyendo en Santa Lucía, sino el actualmente en operación. Esto sí parece un franco decenso, este técnico es quien termina pagando el pato de todos los cambios.

En resumen, todo indica que los cambios intentan dos cosas, por un lado corregir la pésima ruta que ha tomado la ejecución del proyecto del Tren Maya, y por otro lado, robustecer el carácter clientelar y electorero de los programas sociales.


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