El llamado a la unidad de los sindicatos, federaciones y confederaciones de trabajadores en el país, se expresó en el evento del pasado 15 de febrero, celebrado en el auditorio del Centro México Nacional, del IMSS, donde además de las expresiones de apoyo a la Presidenta Claudia Sheinbaum, en la defensa por la soberanía nacional del país ante los embates de Donald Trump en temas migratorios, arancelarios y de seguridad, por primera vez en muchas décadas se dio un encuentro sindical con mesas de trabajo y resolutivos que habrán de presentarse a la Jefa del Ejecutivo.
Importante resaltar que desde la fundación del Congreso del Trabajo en 1966, no se había logrado nuevamente reunir a sindicatos tanto del apartado “A” como del apartado “B”, en un objetivo de análisis y causas comunes. Una de las más sensibles, ni qué dudar, el tema de la atención médica que se deterioró de manera alarmante en los seis sexenios de gobiernos neoliberales al grado llevar al desmantelamiento y privatización en sus servicios básicos de atención médica a instituciones como el IMSS y el ISSSTE, encargadas de brindar la seguridad social a millones de sindicalizados.
Mostrar unidad para defender la soberanía del país al lado de la Presidenta Sheinbaum, debe ser el momento coyuntural para fortalecer a la clase trabajadora que con su mano de obra calificada y esfuerzo, ha demostrado ser capaz de competir a nivel de los estándares mundiales. Y es momento de coincidencia para demostrar que esos millones de trabajadores son capaces de producir lo que el país necesita para salir avante.
Se requieren mejores salarios y sacar adelante iniciativas varadas en el Congreso, como la semana de 40 horas, mejores aguinaldos, pero también es prioritario en esta alianza para construir el llamado Segundo Piso de la 4T, recordar los saldos negativos que dejó a su paso en materia laboral el neoliberalismo. Caso concreto, el despido de 44 mil trabajadores del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), en el gobierno del espurio y hoy ubicado como narcopresidente, Felipe Calderón Hinojosa.
En este renacer del sindicalismo mexicano, debe ponerse en la palestra de los pendientes laborales, la deuda social e histórica con los más de 15 mil smeitas en resistencia, hombres y mujeres, que desde el 11 de octubre del 2009 en que Calderón extinguió Luz y Fuerza del Centro, han peleado por su reinserción laboral, luego de haber sido echados a la calle sin un juicio de por medio y por el hecho de haber defendido a la industria eléctrica nacional, patrimonio de todos los mexicanos.
En 1935, el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), hizo una histórica convocatoria a la unidad de la clase obrera, para que junto con diversos gremios como los telefonistas y ferrocarrileros, entre otros muchos, naciera el Comité Nacional de Defensa Proletaria (CNDP), en apoyo al gobierno del General Lázaro Cárdenas, en contra de las acechanzas de un fallido Golpe de Estado que pretendió el ex presidente, Plutarco Elías Calles, que criticaba a Cárdenas el permitir que los trabajadores estallaran huelgas en defensa de sus derechos y conquistas sindicales.
Hoy, la amenaza viene del exterior y por eso, siempre comprometido con las causas nacionalistas de México, el SME se ha sumado a este encuentro de unidad sindical en apoyo a la Presidenta Sheinbaum Pardo. Es el momento de defender a la patria, pero también de hacer justicia a sus trabajadores que fueron privados de su trabajo por oponerse al voraz neoliberalismo que buscó entregar nuestro sector energético a las trasnacionales.
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