La toluquización del país

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Una de las conversaciones más usuales en estos días no es la llegada de Santa Claus o el intercambio de regalos, es la de qué está pasando en el gobierno. El pasmo gubernamental parece que seguirá hasta enero. A la mejor en el gobierno se dieron cuenta de que no pueden salir de nuevo con propuestas de coyuntura, Ya no tienen posibilidades de arreglar algo en tan poco tiempo. Les conviene esperar. Están pagando el precio de su indolencia, su  prepotencia y su corrupción. Nada de lo que hagan ahorita puede levantar el desastre. El tiempo no es una buena apuesta pero es la única salida a la vista.

En su desesperación, el gobierno anuncia que no cobrará en las casetas, que piensa bajar los impuestos, el precio de la gasolina. Se comporta como si fuera un encapuchado más. Se puede interpretar que si las cosas andan mal es porque ellos andan peor. Creen que el enojo es por el cobro en las casetas y no por las licitaciones amañadas o la falta de una estrategia clara en materia de seguridad.

En las pláticas salen a relucir varios consensos. Uno de ellos es el comportamiento caciquil del gobierno. Es un gobierno viejo. Piensa al país como si viviéramos en 1983. Probablemente usan fax y telegramas. Creen que los desplegados en los periódicos sin una gran herramienta de comunicación son muy convincentes. Creen que los empresarios están en la Concamin. Creen que lo importante es salir en Canal 2 y que el mundo no existe. Ponen discos de Los Joao. Creen que hay comunistas. En cualquier momento hablarán de los pueblos del tercer mundo. Consideran importantísimo llevarse bien con Cuba.. Tienen en casa su videocasetera y beben jaibol.

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El gobierno de Peña ha mostrado que no hay manera de que haya un PRI nuevo. Es el mismo priismo de siempre, lleno de mañas, que no entiende la democracia, la transparencia, la modernidad.  Todo lo ven a través del dinero. Lo que da y lo que quita dinero. Manifiestan una vocación inmobiliaria irrefrenable. Rediseñan Los Pinos al tiempo que se hacen de mansiones. Le rentan casas al que hacen millonario. Piensan que nadie los va a descubrir ni a criticar. Creen más en los gestos que en las palabras.

Otro de los consensos es que creen que el país es una tolucota. No tengo nada contra Toluca (menos aún contra su gente), pero pensar que pueden hacer las cosas como lo hicieron en el gobierno estatal es una gran equivocación. La toluquización del país ha resultado muy costosa para todos. El gobierno federal no es un lugar para los cuates, no es un club, ni una empresa para hacerse de dinero y de los socios que uno quiera.

Es la actitud del gobierno lo que irrita. Sus desplantes, su frivolidad. No sabemos qué pasa pero entendemos que todo va mal porque ponen al Presidente a decir barbaridades. Que Peña pida superar el asunto de Ayotzinapa es preocupante. Eso indica que él y su gobierno piensan que todo el problema se resume a algo que no hicieron. El tema no es superable. Tampoco se va a superar lo de la casa blanca, porque es la expresión inmueble de un gobierno. La sugerencia presidencial apunta a evadir el problema no ha superarlo. La evasión ha sido la tónica de un gobierno que añora Toluca.


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