Los gobiernos de NL y del DF recibieron sacudidas electorales. Así pasa cuando la obra de gobierno está muy lejos de ser la correcta.
Si trazamos un mapa mental partiendo la Ciudad de México en dos mitades generales, una de Eje Central hacia la zona del oriente y la otra de Insurgentes a poniente, podemos observar que los gobiernos de izquierda que ha padecido la Ciudad de México sólo han conseguido agravar exitosamente la desigualdad en el desarrollo de la ciudad.
La obra de los gobiernos perredistas ha apuntalado las zonas de la capital donde el mercado y la inversión van solos. Hacia el otro lado no han hecho nada. Vamos, ni el acuario de Xochimilco han echado a andar, hasta el zoológico de Aragón han desmantelado a diferencia del de Chapultepec.
Si acaso encontramos una línea del Metrobús en Eduardo Molina y más obligados por aquello de las manifestaciones a consecuencia de la tragedia del New’s Divine que por estrategia de movilidad, incluyendo la Línea 12 del Metro en Tláhuac, que ya todos sabemos que los amarillos se la robaron.
A Cuauhtémoc Cárdenas, la Línea B del Metro que va al Estado de México se la dejó con un avance de más de 80% de obra el último regente, Óscar Espinosa Villarreal. Muy lejos está de ser un proyecto del PRD.
El segundo piso de AMLO benefició fundamentalmente a los ricos de San Jerónimo que hoy pueden llegar más rápido a sus casas, pero a nadie de los que viajan en transporte público o los que habitan en colonias como San Bernabé.
De Ebrard está la Supervía Poniente, una obra que destinó intencionalmente para darle plusvalía a las ya de por sí valiosas propiedades de Santa Fe, pero eso sí, para el desarrollo de la zona oriente proyectó en cambio “magnas” obras: una cárcel y un tiradero de basura.
Uno supondría que los gobiernos de izquierda tendrían que centrar sus esfuerzos para generar equidad en las condiciones de vida de los menos favorecidos y enfocarse en aquellas zonas donde el mercado y el desarrollo económico no llegan de manera natural.
Pero lejos de un determinado impulso de Eje Central a oriente, la limitada obra de la izquierda pone todo de Insurgentes a poniente. Así que a nadie sorprende que el gobierno de izquierda construye una ciudad cada vez más elitista.
Según la Encuesta de Costo de Vida Internacional, de la consultora Mercer, que incluye ciudades de 207 países y mide los costos comparativos de más de 200 artículos en cada lugar (vivienda, transporte, alimentos, ropa, artículos para el hogar y entretenimiento) el costo de vida en la CDMX escala puestos entre las más caras, situándose en el lugar 137 del 150 que ocupó en 2014.
Tomarse un café aquí sale en promedio en 2.81 dólares, mientras que en Sao Paulo, 1.57 dólares, el costo de las rentas superan los dos mil dólares contra los 850 en Managua, Nicaragua, que ocupa la última posición. En el estudio apareció también ya Monterrey, NL, pasó del 183 al 182 global.
Los gobiernos de ambas ciudades, en NL, del PRI y en el DF, del PRD, recibieron tremendas sacudidas electorales. Así pasa cuando la obra de gobierno está muy lejos de ser la correcta.
There is no ads to display, Please add some