La Inseguridad Persiste: El Temor Cotidiano en las Ciudades Mexicanas

En un país donde la seguridad pública sigue siendo una de las principales preocupaciones, los resultados de la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), correspondientes al primer trimestre de 2025, revelan una realidad desalentadora: 1.9% de la población adulta considera que es inseguro vivir en su ciudad. Este dato no solo refleja una percepción generalizada de vulnerabilidad, sino también una crisis estructural que parece resistir a los esfuerzos gubernamentales por mejorar la calidad de vida urbana.

La Percepción General de Inseguridad

El análisis de la encuesta muestra que, aunque el porcentaje nacional de personas que perciben su ciudad como insegura no cambió significativamente respecto a diciembre de 2024 (61.7%), la persistencia de esta cifra alta indica que las estrategias implementadas hasta ahora no han logrado revertir la tendencia. Es importante destacar que, entre las áreas urbanas evaluadas, ciudades como Villahermosa (90.6%), Culiacán Rosales (89.7%) y Fresnillo (89.5%) encabezan la lista de las más inseguras, mientras que San Pedro Garza García (10.4%), Benito Juárez (20.4%) y Piedras Negras (20.5%) son percibidas como las más seguras.

Este contraste evidencia una clara disparidad regional en cuanto a la seguridad pública. Mientras algunas ciudades han logrado avances notables, otras se encuentran sumidas en una crisis profunda que afecta directamente la calidad de vida de sus habitantes. Por ejemplo, en Villahermosa, nueve de cada diez personas consideran que vivir allí es inseguro, lo que inevitablemente impacta en la movilidad, la economía local y la confianza en las autoridades.

Las Mujeres: Más Vulnerables ante el Temor

Un aspecto alarmante de la encuesta es la diferencia de percepción entre hombres y mujeres. Según los datos, 67.5% de las mujeres consideraron que vivir en su ciudad era inseguro, frente a solo 55.0% de los hombres. Esta brecha de género refleja una realidad preocupante: las mujeres enfrentan mayores riesgos y temores en su vida cotidiana, lo que se traduce en una mayor sensación de vulnerabilidad.

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Los espacios físicos específicos donde se percibe mayor inseguridad también varían según el sexo. En marzo de 2025, 75.8% de las mujeres manifestaron sentirse inseguras en los cajeros automáticos ubicados en la vía pública, mientras que 67.3% expresaron temor en el transporte público. En comparación, estos porcentajes fueron de 61.5% y 57.0%, respectivamente, para los hombres. Esto subraya la necesidad de políticas públicas que aborden de manera específica las preocupaciones de las mujeres, quienes enfrentan desafíos únicos relacionados con la seguridad.

Conductas Delictivas y Antisociales: Una Realidad Cotidiana

La percepción de inseguridad no es abstracta; está respaldada por experiencias reales. Durante el primer trimestre de 2025, 58.0% de la población reportó haber presenciado consumo de alcohol en las calles, 49.6% mencionó robos o asaltos, y 40.4% observó actos de vandalismo. Estas conductas delictivas o antisociales son vistas como parte del entorno diario, lo que contribuye a alimentar el temor colectivo.

Aunque algunos indicadores muestran una disminución estadísticamente significativa en ciertas conductas, como la venta o consumo de drogas (-1.9 puntos porcentuales) y las bandas violentas o pandillerismo (-1.4 puntos), el aumento en la percepción de disparos frecuentes con armas (+2.1 puntos) sugiere que la violencia sigue siendo un problema grave. Este tipo de situaciones no solo afecta la tranquilidad de los ciudadanos, sino que también genera un clima de tensión constante.

Cambios de Hábitos por Temor al Crimen

Una de las consecuencias más palpables de la percepción de inseguridad es el cambio en los hábitos de la población. En el primer trimestre de 2025, 44.8% de los adultos modificaron sus rutinas al llevar cosas de valor, 42.2% evitaron permitir que menores salieran solos y 40.5% dejaron de caminar de noche por los alrededores de su vivienda. Estos cambios reflejan cómo el miedo al crimen ha alterado la forma en que las personas interactúan con su entorno, limitando su libertad y calidad de vida.

Es particularmente preocupante que, en comparación con el primer trimestre de 2024, haya aumentado significativamente el porcentaje de personas que evitan dejar salir solos a los menores (+3 puntos porcentuales). Este dato pone de manifiesto cómo las familias están adoptando medidas extremas para proteger a sus seres queridos, lo que habla de una falta de confianza en las instituciones encargadas de garantizar la seguridad.

Evaluación del Desempeño Gubernamental

Otro aspecto clave de la encuesta es la percepción sobre el desempeño de las autoridades de seguridad pública. A nivel nacional, las instituciones mejor evaluadas son la Marina (87.8%), la Fuerza Aérea Mexicana (83.7%) y el Ejército (83.7%). Sin embargo, las policías estatales (55.4%) y municipales (48.1%) reciben una menor aprobación, lo que sugiere que la población percibe deficiencias en la labor de estas últimas.

Además, cuando se evalúa la efectividad de los gobiernos locales para resolver los problemas más importantes, solo 31.4% de la población considera que su gobierno es muy o algo efectivo. En ciudades como Ecatepec de Morelos (10.6%), Cuautitlán Izcalli (13.8%) y Oaxaca de Juárez (16.0%), la desconfianza en las autoridades es abrumadora. Esto refleja una desconexión entre las expectativas ciudadanas y la capacidad de respuesta de los gobiernos locales.

Conclusión: Un Llamado a la Acción

La ENSU 2025 deja claro que la inseguridad sigue siendo uno de los principales desafíos para las áreas urbanas de México. A pesar de los esfuerzos realizados, la percepción de inseguridad persiste, afectando profundamente la vida cotidiana de millones de personas. Para abordar este problema, es necesario implementar políticas públicas integrales que atiendan tanto las causas estructurales de la delincuencia como las necesidades específicas de los diferentes sectores de la población, especialmente las mujeres y los habitantes de las ciudades más afectadas.

Además, urge fortalecer la confianza en las instituciones de seguridad pública mediante la profesionalización de las fuerzas policiales y la rendición de cuentas. Solo así será posible revertir la percepción de inseguridad y construir ciudades donde los ciudadanos puedan vivir sin temor.


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