La cárcel como promesa electoral básica

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Advertencia inicial: el autor de esta columna tiene candidata para el 2018.

Ya se hizo costumbre. No hay político en campaña que no prometa la cárcel para su adversario. Es entendible. Hay tal ánimo de crispación y desánimo ante la clase política que la cárcel de alguno no marcará ningún futuro alentador en términos colectivos, pero sí una satisfacción de que se hace justicia, la sensación de que el que «la hace la paga» y, ¿por qué no?, cierto gusto a venganza cumplida con quienes han convertido el país en un tiradero.

La promesa de la cárcel no es patrimonio de algún partido de oposición. Todos la manejan. Veracruz es un ejemplo clarísimo. Ahí todos prometen cárcel para el otro. El del PAN para el actual gobernador; éste para el del PAN y el del PRI también para el gobernador. A saber en qué estribará la diferencia entre cada uno.

Lo mismo hizo El Bronco, prometió cárcel para el gobernador saliente y hasta el momento lo único que ha habido es una matazón en un presidio. Lo mismo se prometió en Sonora el año pasado y se puede oír de candidatos en cualquier entidad de las que tendrán elecciones. Meter al gobernante a la cárcel, sueño de cualquier colectivo opositor es la manera en que se presentan y desarrollan su campaña los partidos.

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Pero no solo los partidos. En las presentaciones de su libro Sólo así: por una agenda independiente ciudadana (que en realidad debería llamarse «¿Qué les parezco yo?»), Jorge Castañeda promete investigar a los gobiernos anteriores; advierte que la diferencia entre los candidatos está en quiénes investigarán el pasado y quiénes no. Es el punto de quiebre. Argumenta que ningún candidato del PRI investigará a la actual administración; también dice que Margarita no investigará a la administración de Calderón; que El Peje no investigará a Marcelo. En fin, que solo él o alguien prístino y limpio como agua de manantial con la pureza de no haber pisado partido político alguno lo puede hacer. En realidad se trata de un dilema muy básico en un debate: ¿usted va a investigar a su ex jefe, usted va a investigar a su esposo, usted va investigar a sus amigos? Y él quedarse con la única respuesta afirmativa. Pero en todo ese planteamiento hay algo que Castañeda omite: ¿va él a investigar a Fox, de cuyo gobierno formó parte central? ¿Por qué no investigó a los cancilleres del PRI cuando fue tres años canciller? Parece que la falla de la memoria colectiva está anclada en la pérdida de la memoria individual y en eso El Bronco y AMLO se olvidan de sus décadas de priistas y Jorge de su pasado reciente.

Creo que Castañeda es un hombre brillante, uno de nuestros más destacados «mexicanos globales». Trabajé para él, participa puntualmente con su análisis y sus polémicas de la realidad nacional. Sorprende entonces que venga a ofrecer lo mismo que los Yunes, que El Bronco o que su némesis: El Peje que, dicho sea de paso, a organizar linchamientos colectivos le gana. Digo, creo que se puede aspirar a tener algo más que un sheriff. La justicia expedita, el combate a la impunidad son tareas urgentes, pero este país se trata de un poco más que el puro ánimo de revancha.


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