No es una coincidencia que, en cuanto las personas comenzaron a salir de sus casas, luego del encierro a causa de la pandemia por covid-19, la violencia haya recrudecido en la misma proporción en la Ciudad de México, específicamente en la alcaldía Cuauhtémoc.
En la última semana hemos sido testigos de actos de extrema violencia, como los dos menores de edad descuartizados en el Centro, acto asociado al crimen organizado, reconocido incluso por la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum. Hay que sumar las denuncias por cobro de piso y la más reciente balacera en la colonia Roma, lo cual sólo deja en evidencia una cosa: la alcaldía Cuauhtémoc es un gobierno fallido.
Hace tan sólo unas cuantas semanas escuchábamos al secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, dar cuenta durante la glosa del Informe de Gobierno que en la CDMX vivíamos prácticamente una época dorada con una baja en los índices de violencia, pero no precisó que esta disminución se dio por el confinamiento por la pandemia.
Esta supuesta realidad proyectada se trataba de un espejismo que con el tiempo se ha venido desmoronando, pues, así como si se tratara de una enfermedad, la estadística fue puramente estacional y circunstancial.
Hoy, con la recuperación de la llamada nueva normalidad, la realidad está alcanzando a Claudia Sheinbaum y la violencia comienza a recrudecer en la ciudad, confirmando lo que desde hace mucho tiempo se sabe, pero siempre ha sido rechazado: los cárteles del crimen viven en el corazón del país.
La alcaldía Cuauhtémoc es un gobierno fallido, el alcalde Néstor Núñez fracasó en garantizar la seguridad de los ciudadanos al permitir que los grupos criminales operen discrecionalmente, cobrando piso a comerciantes, asaltando a transeúntes, descuartizando a menores de edad.
Pero este fracaso no se le puede atribuir únicamente a él. Es también producto de la soberbia de Claudia Sheinbaum, lo cual ha llevado a la mandataria a rechazar tajantemente el apoyo de la Guardia Nacional para garantizar la seguridad interna; se ha dedicado a minimizar, cada que puede, la severa ola de violencia que vivimos.
Pese al reconocimiento de la presencia del crimen organizado en la ciudad, Sheinbaum sigue rechazando la ayuda de la Federación. Desafortunadamente, serán los ciudadanos quienes sigan sufriendo por esta arrogancia. Conforme la gente regrese a la calle, los delitos irán proporcionalmente en aumento, es un hecho que sólo ella se resiste a ver.
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