Francisco, contra la globalización de la indiferencia

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El Papa convoca a un diálogo sobre el futuro de la humanidad.

El mundo ha sido sorprendido por la nueva encíclica del papa Francisco, Laudato si, dedicada a reflexionar sobre la destrucción del medio ambiente, sus causas y sus consecuencias. Siendo el Papa no sólo el pastor de más de mil 200 millones de católicos, sino también uno de los hombres más influyentes del mundo por su capacidad de interlocución, el documento adquiere una relevancia significativa.

Con esta encíclica, el Papa convoca a un diálogo sobre el futuro de la humanidad en un momento crítico de la historia, donde el calentamiento global, la contaminación del agua y del aire, el deterioro del suelo y la pérdida de selvas, bosques y manglares está terminando con la vida de miles de especies y pone en riesgo la existencia del ser humano en el futuro próximo.

Han sido intereses económicos y políticos los que han impulsado las políticas irracionales de explotación de los recursos naturales de una forma insostenible y bajo un comportamiento suicida. Frente a ello, el papa Francisco llama a vencer la “globalización de la indiferencia” a través de intervenciones positivas que garanticen el cuidado de la tierra, que es la casa común de la familia humana que somos.

La nueva encíclica busca despertar la conciencia de millones de personas que han sido atrapadas por la ideología del consumo, de la explotación y del desperdicio, en donde el hombre considera que puede abusar de los dones que hemos recibido de la naturaleza y del Creador. En realidad, detrás de la degradación ambiental hay una degradación humana y social. Por ello, el reto no sólo se resuelve con determinadas políticas, sino que requiere un cambio cultural y espiritual. Cada uno de nosotros debemos ser conscientes de los pequeños daños ecológicos que provocamos, para asumir cambios de estilo de vida, modelos de producción y consumo que no conviertan a la naturaleza en un mero objeto de uso y dominio.

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La encíclica llega en un momento sumamente propicio, ya que a finales de este año se llevará a cabo la conferencia de cambio climático COP 21, en París, que reunirá a más de 40 mil especialistas. El objetivo de esta cumbre es lograr nuevos acuerdos universales y vinculantes contra el cambio climático e impulsar la transición hacia sociedades y economías resilientes y bajas en carbono. Uno de los ejes transversales de la reunión será convencer a las grandes potencias de que la transición hacia un modelo sin emisiones de gases de efecto invernadero no se opone al desarrollo económico. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, señaló que el papel de la COP 21 debe ser un punto de inflexión en la manera en que el mundo responde colectivamente al reto ambiental de nuestro tiempo. El futuro acuerdo deberá limitar el calentamiento global a 2°C, y entrará en vigor a partir de 2020 con una visión de largo plazo.

Además de la COP, la comunidad internacional tiene otra cita igualmente importante. En septiembre próximo se celebrará la denominada Cumbre del Desarrollo, en la que se adoptarán los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en los que, desde luego, la agenda ambiental es fundamental. Estos dos eventos son determinantes y se espera mucho de ellos para que el mundo camine sin más vacilaciones hacia un desarrollo sostenible. Frente a estos esfuerzos internacionales, la encíclica Laudato si es no sólo un llamado oportuno, sino también una guía para construir un proyecto de conversión ética y ecológica global al que están convocados los católicos y, al mismo tiempo, todas las personas de buena voluntad.


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